martes, 8 de noviembre de 2011

Derrochando el dinero hasta el final

Cuando parece que en el resto de España comienzan los cambios con restricciones de personal, aquí en el laboratorio todo sigue igual. Seguimos manteniendo desde hace unos meses dos contratados, sin plaza que ocupar, pero que el jefe consigue que sigan trabajando.

Los dos son muy importantes para el jefe; importantes para él porque le apoyan en su declaración en mi contra.

Total, que por un puesto de trabajo pagamos a tres personas. Una es la que tenía la plaza en propiedad, a la que le han amargado la vida, desgraciado la salud y que ha acabado con una incapacidad permanente; es decir, han conseguido echarla del lugar. La verdad es que a ésta le pagamos poco. Otra es la que ha ocupado, en propiedad, su plaza. Y la tercera es, la que estaba contratada durante el tiempo de baja de la primera.

Es decir, ¡Tres por una! ¡Buen negocio! ¡Qué fácil es contratar con el dinero de todos!

La otra persona contratada ocupa una plaza que ya no existe, se ha eliminado hace unos meses.

O sea, que llevamos meses pagando dos trabajadores de más y que encima son prescindibles. Y todo para tener dos apoyos más en mi contra, o ¿será que realmente piensan que conseguirán echarme?

Sigue intrigándome la pregunta: ¡¿Qué chanchullos tendrá el jefe con los macacos socialistas, para que le concedan todos sus caprichos?!