Como ya quedó dicho
anteriormente, en el siglo XVII se disparó la ambición de los poderes
centroeuropeos que regentaban pequeñas parcelas europeas y ansiaban dominar el
mundo entero. Las luchas fueron internas, dentro del Sacro Imperio Romano
Hermanado. Por lo visto toda la parentela hermanada quería aumentar su
patrimonio. Como resultado de estas guerras se repartieron entre ellos más de
medio mundo.
Todo empezó con el tratado de Utrecht, según este acuerdo al duque d’Anjou le tocó poseer la península Ibérica. Ni moros ni musulmanes, a Iberia siempre le han invadido los franceses. Este duque provenía del linaje ancestral de “los Angelus” y… ¡menudo angelito era este señor!
El duque vino a la península, de la mano del Papa romano, con la condición de hacerse católico y de establecer el catolicismo en sus dominios. La ambición del Papa no tenía límites y ansiaba hacerse enormemente rico él y por supuesto también debía enriquecer a sus socios del Sacro Imperio Romano. Adoraban todos al becerro de oro.
Consecuencia del
tratado de Utrecht salieron de Europa dos grandes serpientes principales que
esclavizaron el mundo, una fue la Sacra, el Vaticano, y otra fue la Sajona.
Tanto la Sacra como la Sajona (las SS) se expandieron por todo el orbe y sometieron
a todo aquel que caía bajo su manto.
El duque d’Anjou
estaba asociado a la serpiente Sacra y le concedieron el honor de poseer
Iberia. Así que vino, se instaló y trajo consigo a la Satanísima Inquisición, o
séase el ejército papal, con cuya ayuda sometió a la población habitante del
lugar en ese momento.
Así empezó la
construcción de la Matrix “la Edad Moderna”, en el centro de la península, en
una villa a la que llamaron Madrid, es decir “Matriz” o “Matrix”.
Iberia pasó a ser el
Reino de España y Felipe V de Borbón, duque d’Anjou, su rey, dueño y señor. De aquí
salió el modelo para la construcción de todos los reinos, que posteriormente
pasarían a ser Estados. Reinos centralizados en una capital.
En aquel tiempo la
villa era un lugar semidesértico y allí hizo construir el duque su Palacio
Real, acompañándole unas cuantas órdenes religiosas que construyeron allí sus
conventos. No fue hasta el siglo XIX que la villa Matriz se empezó a poblar de
gente.
La Satanísima
Inquisición, azote de España, desde el mismo momento en que se instaló en el
Reino de España empezó a hacer estragos entre la población. Practicó la
extorsión, el robo, la expropiación y la matanza por todo el reino. Todo
esfuerzo era poco para enriquecer al Papa romano. Además tenían que exterminar
a los habitantes para liquidar el viejo Orden Mundial.
Ya se sabe que la
edificación de una nueva civilización se construye sobre los cimientos de otra.
Todos conocemos como
las gastó la Satanísima Inquisición. Realmente consiguió su objetivo y la
serpiente Vaticana se hizo enormemente rica. Se dice que actualmente es dueño
del 30% de todo el oro mundial, aparte de las riquezas que alberga su satánica sede,
sus bancos y de las posesiones que tiene repartidas por todo el mundo.
Nos impusieron la
religión de Cristo-Rey y caímos en la esclavitud. El Papa se adueñó del cuerpo,
del alma y de las posesiones del hombre, sin piedad ninguna. Por la magia de la
religión nos han provocado guerras en las que siempre ganaban los mismos, el Vaticano,
los reyes y los gobernantes de los estados, que son los únicos que nunca
luchan, nunca mueren en la guerra y encima se enriquecen. Por desgracia para
nosotros nos dominó una inmensa mafia, centro de corrupción, abusos,
violaciones y muerte.
Dicen que fue
Bonifacio VIII quien emitió la Bula papal de esclavitud, “Unam Sanctam”. Pero
realmente nadie sabe cuándo porque, según dice el Vaticano, el documento se ha
perdido. ¡Qué casualidad!
Pero lo que sí se
conoce, curiosamente, es lo que establece esa bula: “La Iglesia representa el
cuerpo místico de Cristo, cuya cabeza es Cristo, siendo su vicario Pedro, y en
el tiempo el Papa como sucesor de Pedro. El Papa tiene “plenitude potestatis”
(plenitud de poder). Aquellos que se resistan al Papa romano están resistiéndose
al ordenamiento divino.
Y concluye:
“Declaramos, proclamamos y definimos que es absolutamente necesario para la salvación de las almas
que toda criatura humana esté sujeta al romano pontífice. Dado que el
cuerpo es gobernado por el alma y el alma es gobernada por las reglas
espirituales, el Pontífice de Roma es entonces gobernante de alma y cuerpo”.
Es decir, que mediante
la religión cristiana, católica, apostólica y romana nos construyeron la matriz
y los humanos pasamos a ser posesión del Papa y sus secuaces.
Madrid = Madre =
Matriz = Matrix.
Madrid fue el origen
del mundo moderno. Primero construyeron el Reino de España y siguieron con la
concentración parcelaria del resto del mundo que pasó a pertenecer a unos pocos
reyes de origen europeo. En el siglo XVIII se formaron los Reinos que pasaron
después, en el siglo XIX, a ser los Estados mundiales.
Y el Vaticano estaba
decidido a ser el amo del mundo entero.