sábado, 28 de junio de 2014

Los macacos Gerentes


Los sucesivos macacos Gerentes que han ido pasando por el hospital siempre han estado al servicio del Capitán y sus caprichos.

Todo empezó hace ya mucho tiempo, con la llegada del macaco gerente Almidez.
Este macaco llegó de la mano de la macaca No-eh-no, pisando fuerte y machacando.

El macaco Almidez eliminó de un plumazo el laboratorio donde había estado yo tantos años trabajando.

Y me dejó colgada cuando hacía una sustitución por vacaciones en otro laboratorio dependiente del hospital.

La macaca No-eh-no llegó decidida a cargarse la sanidad pública y a montar la sanidad privada, y el macaco Almidez se encargó de empezar a transformar el Centro de Especialidades donde yo estaba entonces trabajando en un Consorcio.

La cuestión es que me tenía que quedar a trabajar en el laboratorio donde estaba haciendo la sustitución por vacaciones, pero entonces decidió el Capitán que yo no le gustaba y empezó a hacerme la puñeta todo lo que pudo.

El Capitán convenció al macaco Almidez que yo era una piedra en el camino de creación del Consorcio, y cuando no llevaba ni dos meses trabajando en este segundo laboratorio, me encontré una nota encima de mi mesa que ponía que me tenía que ir inmediatamente al hospital. La firmaba el macaco Almidez.

Así de ruines, miserables, maquiavélicos y diabólicos son los macacos, nunca dan la cara. Siempre dan una puñalada trapera.

Aunque con todo lo que este macaco hizo por la macaca No-eh-no, cayó en desgracia y fue defenestrado pronto. Lo enviaron a archivar papeles en un lugar recóndito de algún hospital del reino.
Eso sí, con un sueldo de lujo de por vida: el de macaco Gerente.

El siguiente macaco Gerente fue el macaco Mazazo.
Un inútil total, cuya única consigna fue no hacer ni decir nada, para no meterse en ningún lío y aguantar el máximo de años posible en su puesto. Porque lo único que le interesaba era conservar su sueldo de Gerente para el resto de su vida.

Durante su Gerencia, la macaca No-eh-no puso en marcha definitivamente el Consorcio y empezó a hacer todo lo posible para que el hospital donde yo trabajaba en ese momento funcionara mal, muy mal. Su intención era hacer creer a la población, con el paso del tiempo, que como la sanidad pública funcionaba fatal era mejor dar paso a la privada.

Y… así empezaron todos los chanchullos financieros del Consorcio.

Y… así empezó el agujero negro del Consorcio, que chupa del bote de las arcas públicas, y se traga todo lo que los sucesivos macacos mandamases le permiten.
¡Es un tragar sin fin!

Y… el Consorcio expropió un laboratorio público y lo convirtió en privado.

Y… anunciaron a bombo y platillo que habían hecho, en el Consorcio, un laboratorio de Urgencias.

Y…para que el laboratorio les saliera barato y los mandamases del Consorcio pudieran embolsarse más dinero público, pusieron al mando del laboratorio un Técnico de Laboratorio.

Señores macacos: ¡eso es intrusismo laboral! Y está penado por la ley.

Ya sé que a ustedes, señores macacos, la ley les importa un comino.

Ya sé que ustedes, señores macacos, creen que la ley es lo que ustedes dicen y que están por encima del bien y del mal.

Pero lo digo aquí, para ponerlo en conocimiento de todos los trabajadores sanitarios del reino, y recordárselo a todos los sindicatos.

Poner un Técnico de Laboratorio al mando de un laboratorio de Urgencias es: ¡INTRUSISMO LABORAL!, y está penado por la ley.

jueves, 19 de junio de 2014

La difamación

La difamación es la segunda arma preferida del Capitán, y es su mejor arma de destrucción. Es un arma destructiva muy potente, potentísima. 

Y lo más importante de la difamación es poder diseminarla; cuanto más, mejor.
Y para eso tiene la ayudante perfecta: la alcahueta de la Cabo.
La mente de esta alcahueta está anclada en la Edad Media y no ha evolucionado a lo largo de los siglos. La mente de la alcahueta de la Cabo funciona igual que la de las alcahuetas de esa época. Su misión es ensalzar al Capitán y difamarme a mí.

La Cabo es lo más importante que tiene el ejército de hierro, pues tiene muchas amigas, enfermeras, supervisoras y, la más importante de todas ellas: la Jefa de las Enfermeras.

Otro especialista en difamación, buen amigo del Capitán y muy importante para él, con el que cuenta es el Sindicalisto.
De hecho, con la Cabo y el Sindicalisto, el Capitán tiene cubierto todo el hospital, los alrededores y el Cuartel Principal.
¡No necesita más!

Sé que la Cabo va diciendo por ahí que lo que ha faltado para solucionar el problema que yo causo al laboratorio, es un buen macaco con mano dura.
¡Será cara dura!

Lo primero que, de verdad, se necesita para arreglar los problemas del laboratorio es un macaco bueno que la quite a ella de en medio. Entonces es cuando se podrá empezar a arreglar algo.

Pero claro, eso no es a lo que ella se refiere, sino que lo que ella quiere es una tiranía macaquil que me obligue a doblegarme ante los caprichos del Capitán.

Porque lo que más le gusta, decir y repetir a sus amigas, y a todo aquél que quiera escucharla, es que a mí no me da la gana de trabajar y que soy totalmente improductiva. En diseminar esto son incansables el trío: Capitán, Sargento y Cabo.

Claro que la Cabo sabe perfectamente que el trabajo me lo ha quitado el Capitán, pero eso se lo calla, la muy miserable.

Y lo que quiere es un macaco tirano y con narices para echarme a la fuerza.

¡Qué miserable que llega a ser!

Sé que la primera difamación que usaron contra mí fue que llegaba muy tarde a trabajar y que había días que no llegaba y después añadieron que no quiero trabajar. Esto no me es desconocido porque está escrito en mi expediente.

Pero de lo que no tenía constancia, es que también van diciendo que estoy loca y soy peligrosa.
¡Ya veis! Con el tiempo de todo se entera una.

Hace poco, un compañero que está sufriendo mucho estrés en el laboratorio me gritó con mucha rabia y bajo los efectos de una intensa tensión:

¡LOCA! ¡QUÉ LOCA ESTÁS! ¡ESTÁS LOCA DE ATAR!

Todo eso a grito pelado, en mi puesto de trabajo, y en presencia de la técnico que trabaja conmigo.

Pero con el vozarrón que tiene y los gritos que daba, seguro que todos los que trabajaban en el laboratorio en ese momento se pudieron enterar.

¡Y mira por donde, yo también!

¡Qué ruines y cuánta miseria hay en ese laboratorio!

lunes, 9 de junio de 2014

La segunda arma del Capitán


La segunda arma del Capitán es la difamación, y es un arma destructiva enormemente poderosa.

Según la Real Academia de la lengua española (RAE), el honor es la gloria o buena reputación que sigue a la virtud, al mérito o a las acciones heroicas, la cual trasciende a las familias, personas y acciones mismas de quien se la granjea (parece que los sesudos de la RAE, se lo han currado para poner una definición turbia, que no entienda la gente corriente).

Sin embargo, la Wikipedia es bastante más clara que la RAE y dice:
Se suele entender el honor como un conjunto de obligaciones, que si no se cumplen hace perderlo: es lo conocido como Código de Honor o sistema de honor; una serie de reglas o principios que gobiernan una comunidad, basadas en ideales que definen lo que constituye un comportamiento honorable frente a esa comunidad.
La violación de un Código de Honor puede ser objeto de sanciones, o incluso de expulsión de la comunidad o la institución afectada.

Por otra parte, distingue la honradez que, según la Wikipedia, es más propio de una concepción burguesa del mundo: la fiabilidad en los negocios.

Y por otra parte está la honra.

Dice la enciclopedia Larousse de la honra: 1. Circunstancia de ser alguien por su conducta digno de aprecio y respeto. 2. Buena opinión y fama adquirida por la virtud y el mérito.

Y así era en la Edad Media: el honor era una virtud del hombre, género masculino, que se extendía a su familia, y la honra era la buena opinión y fama que tenía un hombre en su comunidad y por ende su familia.

Con el paso de los siglos, el significado de estos términos se ha ido entremezclando y confundiendo.

De la difamación, dicha enciclopedia dice que es la acción y efecto de difamar.
Y de difamar dice que es desacreditar a alguien publicando o diciendo cosas contra su buena opinión o fama.

Dice la Wikipedia: En el derecho (jurídico) el honor, la reputación y la honra están extremadamente ligados, aunque esta última se asocia más al concepto de imagen.
Son atropellos al derecho a la honra, que es un derecho humano, y a la reputación, que también es un derecho humano, los comportamientos dirigidos a denigrar a las personas, los que comprenden la imputación de delitos y de inmoralidades, las expresiones de vituperios y los actos públicos de menosprecio.
En la actualidad, el derecho al honor, asociado a otros derechos, como los relativos a la propia imagen y a la intimidad personal y familiar y sobre todo al concepto de dignidad humana, es objeto de protección jurídica, tanto en las distintas legislaciones nacionales como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La honra y reputación son derechos humanos establecidos en el artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La Constitución española de 1978 las protege en su artículo 18.

Y resulta que la Declaración Universal de los Derechos Humanos nos elevó a las mujeres a la condición de seres humanos, cosa que antes no éramos.
Y en España, la Constitución de 1978 nos dio a las mujeres plena igualdad jurídica al hombre y nos elevó también a la condición de seres humanos.
La Constitución española proclama la igualdad de los españoles ante la ley sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de sexo (artículo 14)

Y, así, las mujeres, no fuimos personas hasta casi el final del siglo pasado, esto es, hace poco más de treinta años.

Pero resulta que la mente del Capitán, y todo su ejército, se ha que dado anclada en la Edad Media y no ha evolucionado nada de nada, con el paso de los años.

Tiene una mente tan retrógrada que piensa que yo no tengo derecho a ejercer en mi puesto de trabajo, porque las mujeres han de estar en cargos que para él son inferiores, como técnicos o a lo sumo como enfermeras, y que siempre están a su servicio.

Con una mente tan extremadamente retrógrada, ¿cómo no iba él a descargar toda su violencia contra mí?

A eso, señor Capitán, en el mundo occidental se le llama: VIOLENCIA DE GÉNERO.