Pues bien, yendo a ver lo que dice el citado folio, resulta que pone que yo acudí a una guardia por ser requerida para realizar un líquido cefalorraquídeo.
¿Dónde está aquí la
falta? ¿Qué es lo que he hecho mal?
¡Ni idea!
Pero como el pobre hombre
(pobre de espíritu, se entiende) no se mira ni uno, ni medio, de los documentos
presentados, pues así me va.
Sigue diciendo el juez
que me dedico a otras actividades como leer novelas.
Dice que es la Sargento
la que afirma la pasividad de la recurrente y que me dedico a leer novelas.
¿Será maquiavélica la
Sargento? ¿Creéis que ha aportado alguna prueba? ¿Creéis que hay algún otro
testigo que diga lo mismo, en el expediente?
¡Nada de nada!
¡Todo dimes y diretes!
Pero el juez sólo hace
caso de lo que le dicen los macacos.
El juez no siente ninguna
necesidad de comprobar si los dichos son verdad o no.
¡No le interesa saberlo!
Sigue acusando el juez,
diciendo que el Jefe de Personal del hospital me llama la atención sobre mi
incumplimiento de los requisitos para pedir permisos, añadiendo además que no
aporto justificantes.
¿Será posible esta gran
mentira macaquil y del Jefe de Personal?
Pues sí es posible, ya
que el Capitán y los macacos prepararon un buen montaje para volverme loca. Y a
este montaje se unió el Jefe de Personal.
¡Gran montaje, por
cierto! ¡Digno de una mente maquiavélica y diabólica!
Resulta que el Capitán
decidió hace unos años, por su cuenta y riesgo, que ya no sería más mi jefe y que
pasaría a ser mi jefe el macaco Director.
Y a partir de entonces no
quisieron, ni el uno ni el otro, firmar mis días de permiso.
Y a partir de entonces yo
me vi obligada a registrar mis peticiones de permisos en Dirección.
Y fue entonces cuando el
Jefe de Personal me notificó que yo no seguía el procedimiento habitual de
peticiones de permisos.
Porque está claro que, el
registrar las peticiones no es el procedimiento habitual.
Pero también está claro
que, la intención del Capitán y del macaco Director era que yo no disfrutara
ningún permiso o que me cogiera los días de libranza sin permiso.
El colmo de esta trampa
fue un día en el que para conseguir que alguien me firmara el permiso para ir
al funeral de un familiar, me pasé dos horas yendo del despacho del Capitán, al
de Dirección y al del Jefe de Personal.
¡Para volverse loca!
Y encima tienen los
macacos la gran caradura de decir que no aporto justificantes.
¡En todo el expediente no
hay ni una sola acusación del Jefe de Personal sobre la no aportación por mi
parte de justificantes!
¡Imposible!
¡Pero si hay en mi
expediente un montón de folios con peticiones de permisos con los justificantes
correspondientes!
¡Y no hay una sola
petición sin justificante!
¡Y está todo registrado!
¡Serán sinvergüenzas,
maquiavélicos y diabólicos el Capitán y los macacos!