jueves, 29 de abril de 2010

El Maravilloso Mundo de la Telemedicina y la Teleasistencia

Este es otro maravilloso poder de los macacos: han conseguido despersonalizar el mundo de la medicina y, con ello, nos manipulan, nos engañan y su poder va en aumento. Todo hay que decirlo: nos dejamos engañar. No puede haber una medicina más despersonalizada que la de la teleasistencia.

La macaca No-eh-no se siente especialmente orgullosa de la telemedicina y teleasistencia implantada en su reino sanitario de Aragón. Orgullosa de lo modernos y avanzados que somos, lo va contando por toda Europa.

En mi primer lugar de trabajo, eliminaron el laboratorio a cambio del sistema más moderno: la telemedicina y la teleasistencia. Implantaron este modelo en una ciudad a 1 hora del hospital de referencia y a 20 minutos de un hospital grande en otra área hospitalaria. Pero vendieron la ciudad como si fuera una aldea pequeña en un lugar aislado del mundo.

¡No hay nada más bonito y humano en este mundo que hablar con una pantalla de ordenador o televisión! Hasta a mí me lo parece; a mí, que no me gusta hablar ni con un contestador automático telefónico. Pero bueno, todo sea por el dinero y por ahorrarnos médicos, ¡Cómo si no nos costara un pastón la Telemedicina!

Imagináoslo:
Doctor Ordenador: ¿Cómo está hoy, Sr. Tal?
Sr. Tal: Pues... no muy bien. Me duele aquí.
Dr. Ordenador: ¿Aquí, dónde? A ver, levántese que no le veo muy bien.
Sr. Tal: Aquí, aquí... aquí...
Dr. Ordenador: ¿Pero ya se toma las pastillas?
Sr. Tal: Sí, sí, me tomo la pastilla verde, como usted me dijo.
Dr. Ordenador: Bueno, los análisis y la radiografía le han salido muy bien. Siga usted con las pastillas y hasta la próxima visita. Adiós (la pantalla se apaga).

Yo, la verdad, si tengo que hablar con una máquina, ¡mejor me voy a un curandero! Éste por lo menos te escucha.

lunes, 26 de abril de 2010

El Maravilloso Mundo de las Normas ISO

Con las Normas ISO, el jefe del laboratorio y los macacos del hospital habían descubierto un maravilloso mundo de posibilidades amenazantes. Ésto les ayudaría a reforzar su poderío.
Había que hacer REUNIONES y en ellas sólo contaba la voz del jefe y sus dos brazos: el derecho, la supervisora de enfermería, y el izquierdo, mi no-compañera. A esta no-compañera el jefe la nombró Responsable de la Calidad. A partir de ese momento, los tres se sintieron las personas más importantes del mundo. Yo no contaba para nada. De hecho, ni me miraban a la cara; no levantaban la mirada de la pantalla del ordenador. No tardaron mucho en eliminarme, los tres, de las reuniones.

Había que anotar las INCIDENCIAS. Las incidencias son las cosas que se han hecho mal. Pero como podéis suponer, los poderosos del laboratorio no hacían nunca nada mal; el resto del personal, sí. O sea, que ellos no tenían nunca incidencias; yo, sí.

Había que hacer AUDITORÍAS INTERNAS. Esto significaba que los tres repasaban mi trabajo y anotaban lo que yo hacía mal. Ellos no hacían nada mal. De algo tenía que servir que la Responsable de la Calidad, el brazo izquierdo del jefe, fuera la que pasaba los datos al ordenador. Yo varias veces manifesté que no me parecía correcto que las auditorías nos las hiciéramos entre nosotros, pero ya podeis suponer de qué me sirvió.

También, ellos decían, habrían AUDITORÍAS EXTERNAS. Yo nunca vi a nadie que viniera a hacer una auditoría externa; los fantasmas se debían de encargar de eso.

Había que anotar las NO CONFORMIDADES. Ésto ya era algo muy gordo; a mí éso me sonaba a expediente. De hecho, era la amenaza más fuerte con que contaban; éso asustaba un montón.

De muestra, un botón: el Asesor sirio, que nos había contado las maravillas de las normas ISO, pronto dejó de ser asesor nuestro. Al Asesor le había caído muy bien el jefe, pero a éste, por alguna razón que desconozco, no le caía bien el asesor.
El Asesor, con mucho cariño de su parte, le regaló al jefe un ordenador para su uso particular. El jefe en su casa tenía una mierdecita de ordenador y el Asesor tenía un ordenador mejor que no usaba y debió de pensar que el jefe agradecería su regalo.
Para que veais la dureza del medio en el que me muevo, al poco tiempo el jefe del laboratorio y la Responsable de la Calidad le hicieron una AUDITORÍA al Asesor y le dieron una NO CONFORMIDAD. Después de eso ya no volvimos a ver al Asesor por el laboratorio.

¡Es todo un juego! ¡Y pensar que nos cuesta un pastón tener contentos a los macacos!

jueves, 22 de abril de 2010

El Psicoterror

La semana pasada leí la espeluznante noticia de los 46 suicidios de la empresa de telefonía France Telecom desde el 2008 hasta ahora, abril del 2010. Me ha impresionado muchísimo. Es una noticia escalofriante y desde que la vi, me levanto cada mañana pensando en los 46 suicidios; no se me quitan de la cabeza. Son muchísimos, por muy grande que sea la empresa. ¡Es una barbaridad! Me recorre un escalofrío por todo el cuerpo, cuando pienso en ellos y en que yo llevo 5 largos años sorteando la delgada línea que separa esta vida de la otra.

Y eso en un país, Francia, donde se empezó a hablar de mobbing mucho antes que aquí. ¿Cómo ha podido sucumbir tanta gente a la muerte? Pensándolo bien no es tan difícil, al contrario de lo que mucha gente piensa. El quedarse a este lado o pasarse al otro, creo que es una cuestión de balance en la estimulación cerebral, aunque más de un sesudo psiquiatra diga que es una cuestión genética.
¡Y encima el director general tiene la cara dura de decir que las muertes no tienen nada que ver con la empresa! ¡Que es culpa de la vida interior de cada trabajador!
Aplicar el psicoterror a una persona, es un atentado contra la salud y la vida de esa persona.

Sabemos que los macacos no tienen escrúpulos, que son mentirosos, manipuladores y maquiavélicos, pero lo que no tiene perdón de Dios es que la sociedad actual se deje engañar y mire para otro lado. Es una vergüenza cómo los sindicatos se han vendido a los macacos.

Por experiencia, yo que he sufrido y sufro el psicoterror en mi cerebro y en mis carnes, sé que cuando se da en el trabajo, éste se convierte en una obsesión. No te lo puedes quitar de la cabeza ni de día ni de noche. El cerebro está continuamente haciendo balance: una parte piensa que tienes que resistir, la otra que es imposible soportar tanto dolor y que tienes que acabar con él como sea. El elemento decisorio es la esperanza. Si tu cerebro ve un atisbo de esperanza para salir del agujero negro en el que te han metido, te quedas a este lado; sino, te vas al otro.

sábado, 17 de abril de 2010

Un laboratorio con mucha Calidad

Ya en el 2006 había muchas críticas de que el hospital no funcionaba bien. Así que a los macacos se les ocurrió que sería una buena idea que el laboratorio tuviera un certificado de cumplimiento de las Normas ISO para distraer al público. La macaca No-eh-no lleva muchos años diciendo que los trabajadores y los pacientes del hospital, así como los políticos de la oposición, somos todos unos mentirosos y que lo único que queremos es dar mala fama al hospital por decir que las cosas no van bien allí. Así que parecía una buena idea pagar por la obtención de un certificado que diría que el laboratorio del hospital tenía muchísima calidad. De ese modo pasaríamos a ser el primer laboratorio de Aragón con un papel que aseguraría que somos maravillosos trabajando y lo bien que hacemos las cosas. 

El problema es que las normas de Calidad ISO son sólo una gestión de papeles y los papeles y la ética cumplen una relación inversamente proporcional. Es decir, a mayor papeleo, menor ética.
Para preparar todo el papeleo vino un asesor, que dio una maravillosa conferencia para convencernos a todos los trabajadores del laboratorio que las normas ISO eran lo más... importante en nuestro trabajo. Nada de hacer bien las cosas, eso no contaba; lo importante era tener en regla los papeles.

El asesor era sirio y como debía estar orgulloso de su país sacó a relucir en la conferencia el Código de Hammurabi. A mí, en ese momento, me dió un vuelco el corazón. Se me disparó la alarma de la intuición y supe que a partir de ese momento las cosas en el laboratorio iban a ir mal y, para mí, muchísimo peor.

Yo del código de Hammurabi me acordaba de las clases de historia. De esa lección se me quedó grabada la ley del talion: "ojo por ojo, diente por diente". Mi intuición lo interpretó como que se iba a establecer un régimen policial en el laboratorio. Y el jefe convertiría la ley del talión en su ley: "el que no está conmigo está contra mí". Como así ha sido.

sábado, 10 de abril de 2010

2º AÑO EN EL HOSPITAL

Este segundo año laboral en el hospital se empezó a mostrar claramente el desprecio del jefe hacia mí y las putadas se intensificaron y se hicieron constantes. Aunque yo, entonces, no entendía lo que estaba pasando; pensaba que me sentía mal por mi culpa y que no era capaz de adaptarme al sistema establecido por él.

En ese año, el macaco Mortero salió del área hospitalaria por la puerta grande y se fue a la vera de la macaca No-eh-no. La No-eh-no se lo llevó a su lado de consejero, en premio a su labor como gestor del área del hospital. Le sustituyó el macaco Mazazo que ayudó mucho al jefe en el mantenimiento de su poder y dominio. Se entendían bien y se hicieron muy amigos los dos.

Se dice que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Pues yo creo que también detrás de un machista que se cree poderoso hay una mujer con ansias de poder, aunque en este caso hay dos. Su brazo derecho es la mujer que maneja el personal técnico. Su brazo izquierdo es una no-compañera mía, con la misma categoría profesional que yo pero que gracias al jefe se siente más importante. Las dos le han acompañado desde el principio de su labor de jefe, le han ayudado siempre, han sido su eco y han ejecutado e impuesto su voluntad.

lunes, 5 de abril de 2010

EN EL HOSPITAL

Aquí me encontré sin comerlo, ni beberlo y sin quererlo. Llegados a este punto os diré que soy especialista en Análisis Clínicos y que trabajo en un laboratorio.

El primer día que me encontré en el hospital le pregunté al jefe del Laboratorio que por qué tenía que estar allí. Encogiéndose de hombros me dijo que me querían allí y se quedó tan tranquilo.

Quería averiguar qué había sucedido para que me impusieran el cambio y decidí ir a preguntárselo al Director. Me dieron cita para hablar con él y me encontré con que no estaba en su despacho a la hora convenida. Esperé y esperé y después de una hora decidí que ya había esperado bastante. Supongo que en ese momento estaban reunidos el macaco Mortero, el Director y el jefe de laboratorio, partiéndose de risa. Ese fue el primer momento en que empecé a darme cuenta de que los macacos siempre dan la callada por respuesta a cualquier cuestión planteada por un trabajador, primate normal y corriente.

Desde ese primer momento, en que me encontré trabajando en el Hospital, empezaron las putadas. El primer día que tenía guardia desde que estaba allí, dejé mis cosas en la habitación que tenía asignada. Hacia el mediodía habían desaparecido los muebles y mis efectos personales, incluida la ropa de calle. Tuve que preguntar al jefe y me envió al Servicio de Lencería. Allí pude recuperar mi bolsa y mi ropa.

Esto era un preludio de todo lo que estaba por venir, aunque en ese momento yo no lo sabía. Ese día decidí que era mejor tomarme las cosas con filosofía y que de ese modo posiblemente pasaría todo y podría volver a trabajar con normalidad. No tenía ni idea de todo lo que me vendría encima.

Ya desde mi estancia en el hospital empezaron mis problemas físicos, paralelamente a mi estado de estrés y alteración mental. Lo primero que me apareció fue una rinitis insoportable y que me ha acompañado todo el tiempo. Esta rinitis se agrava con mi estado de nerviosismo, me tapa los oídos, me produce otitis y, lo peor de todo, hace que no pueda pararme de sonar en todo el día. Con lo cual, tengo a mi familia mareada, aunque al final ya se han acabado por acostumbrar.

Lo segundo, también en ese tiempo, fueron unas abundantes pérdidas de sangre que me produjeron una anemia galopante. Era tal la anemia que yo iba todo el día con el ánimo por los suelos; pero a pesar de todo, lo que hice fue tomar hierro y seguir trabajando.