En 1714 en Madrid, la
Matriz comenzó la subyugación de la Península Ibérica por el francés duque
d’Anjou y el ejército papal, puesto a su disposición, la Satanísima
Inquisición. De aquí siguieron con el mundo entero.
Por el tratado de
Utrecht, el Sacro Imperio Romano Germánico concedió a la saga alemana de los
Hannover el permiso de colonizar Inglaterra. Allá fue el duque de
Brunswick-Lüneburg, con toda su corte ducal germana, con la intención de poner
las Islas Británicas a sus pies.
Sus súbditos alemanes
aspiraban a obtener grandes beneficios, todos querían hacerse con gran parte
del pastel terrenal y está claro que lo consiguieron.
Por el tratado de
Utrecht consiguieron territorios en lo que posteriormente sería el Estado de
Canadá, como Saint Kitts, Nueva Escocia, Terranova y los situados en la bahía
de Hudson. También obtuvo Gibraltar y Menorca.
Los cortesanos del
duque querían a toda costa el pastel del negocio europeo con las Indias
americanas, que el duque d’Anjou consideraba suyo. Y lo consiguieron por el tratado.
Los acuerdos fueron concretados en el Asiento de Negros, que fue concedido a la
South Sea Company y en virtud del cual
podía enviar a América un total de 144.000 esclavos durante treinta años (que
en realidad fueron más), y el navío de permiso anual, un barco de 500 toneladas
autorizado a transportar bienes y mercancías a la feria de portobello, ciudad
ubicada en las costas caribeñas de la actual Panamá, y libre de aranceles y de
pagos aduaneros. Este derecho convirtió a los ingleses en los mayores
esclavistas negreros del mundo.
En el siglo XVIII hubo
una lucha entre Canadá y Gran Bretaña que ganaron los británicos. Como resultado
de esta lucha, Canadá pasó a ser propiedad de la Reina británica. Actualmente
el rey inglés Carlos III sigue siendo el soberano de Canadá.
En Norteamérica se
establecieron (en los siglos XVII y XVIII) grupos de colonos europeos de
diferentes lugares, allí habitaban españoles, franceses y británicos. Muchos
huidos de las acciones de tortura y extermino de las SS en Europa.
Dicen las fuentes oficiales que en 1763 existían 13 colonias británicas en
la vertiente atlántica, con una población total de 1.500.000 habitantes claramente
diferenciados. Al norte, Nueva Inglaterra integrada por las colonias de Nueva
Hampshire, Massachusetts, Rode Island y Connecticut, en la que pronto surgió
una poderosa burguesía.
Las colonias del
centro eran Nueva York, Nueva Jersey, Delaware y Pensilvania.
Las colonias del sur
Maryland, Virginia, Carolina del Norte y Carolina del Sur y Georgia, basaron su
economía en las plantaciones de tabaco, arroz y algodón y su sociedad estuvo
dominada por una oligarquía de plantadores esclavistas.
Como no podía ser
menos, los Sajones ingleses querían todo el norte y con la guerra de los Siete
Años (1756-1763) consiguió el Canadá y la Luisiana oriental y de España la
Florida.
Otro país que
esclavizó Inglaterra fue la India. En 1857 comenzó una rebelión en la India de
cipayos, soldados indios del ejército de la Compañía Británica de las Indias
Orientales, cansados éstos de ser esclavos y de forzar la esclavitud de sus
compatriotas. Porque una cosa está clara, la base de los ejércitos siempre
estaba formada por esclavos del país donde las grandes potencias luchaban. Sólo
los altos mandos eran sajones ingleses.
El motín fue reprimido
de forma sangrienta por los británicos, que por supuesto ganaron y se hicieron
con el imperio de la India. Y en 1857 la reina Victoria de Inglaterra se
concedió el título de Emperatriz de la India.
Otro país asiático que
poseyeron los sajones británicos, desde 1839, fue Afganistán, así que ya podéis
suponer cómo nos han engañado con todo el asunto de la organización criminal de
este país.
El imperio británico
sajón se formó por los dominios, colonias, protectorados, mandatos y otros
territorios gobernados o administrados por el Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda y ha sido el imperio de mayor extensión hasta la fecha.
La reina sajona
Victoria poseía en las primeras décadas del siglo XX una población de 458
millones de personas y unos 35.000.000 kilómetros cuadrados de territorio, lo
que significaba aproximadamente una cuarta parte de la población mundial y una
quinta parte de las tierras.
En América, aparte de
las colonias que pasaron a formar los 13 estados americanos, esclavizaron
Jamaica y Barbados, dos islas caribeñas. Estas dos posesiones les enriquecían
con azúcar.
En Oceanía tomaron
como posesión Australia y Nueva Zelanda, países de los que actualmente sigue
siendo soberano el rey inglés. La colonia australiana se convirtió en
exportadora de lana y oro.
La esclavitud fue
abolida en las colonias británicas en 1834. Esta ley ponía fin al comercio de
esclavos en el Reino Unido y sus colonias pero no a la esclavitud en sí. Hecha
la ley hecha la trampa.
En Asia además de la
India y Afganistán se unieron Ceilán (actual Sry Lanka) y Birmania a la lista
de territorios que se extendían por el este hasta Malasia. En 1841 se añadió
Hong Kong tras la primera guerra del opio en defensa de las exportaciones de
opio de la Compañía desde India a la China.
La política e
ideología de la expansión colonial europea entre 1870 y el comienzo de la
Primera Guerra Mundial se denominan como el Nuevo Imperialismo. Este periodo se
caracteriza por una competencia agresiva entre las potencias para conseguir
territorios de ultramar y la aparición en los países conquistadores de
doctrinas que justificaban la superioridad racial y que negaban la aptitud de
los pueblos subyugados para gobernarse por sí mismos.
Posesiones inglesas en
África: Los territorios actuales de Namibia, Ascensión, Botsuana, Lesolo,
Ghana, Nigeria, Gambia, Mauricio, Kenia, Malaui, Sierra Leona, Zambia, Zimbaue,
Swazilandia, Seychelles, Tanzania, Uganda, Sudáfrica, Sudán y parte de Camerún,
Egipto y Somalia.
Actualmente Carlos III
de Inglaterra es rey, en América, de Canadá, Jamaica, Antigua y Barbuda, San Cristóbal
Y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Bahamas, Belice y Granada.
En Oceanía, Australia, Nueva Zelanda, Papua Nueva Guinea, Islas Salomon y
Tavalu. Y en la Antártida posee 1.709.400 kilómetros cuadrados de tierra.
En África parece ser
que todos los países se han independizado, pero la serpiente no deja nunca
libre del todo a sus presas.
Y así, la Serpiente
Sajona nos inyectó su veneno y esparció su semilla del mal por el mundo entero.