Este personaje,
Elangelito, es de la peor calaña macaquil que uno se puede encontrar. Aunque en
los tiempos que corren, yo creo que la mayor parte de los políticos son como
él.
La razón más importante
de Elangelito es que pertenece a la banda mafiosa más importante del mundo: la
banda de los macacos. Es verdad que es una banda legal, pero mafiosa, al fin y
al cabo.
A esta banda le hemos
dado derecho, entre todos los ciudadanos, a hacer y deshacer a su antojo. Hacen
y deshacen leyes y normas a su capricho, y siempre en su propio beneficio. Pero
no contentos con eso, quebrantan la ley continuamente según las necesidades del
momento, y eso sin un ápice de aprensión ni remordimiento.
Aunque Elangelito
pertenece al eslabón más bajo de la cadena, aún así se siente importante y
protegido.
A este personaje le
encanta sumergirse en un baño de vanidad, y la banda le cubre su cuota de poder
y fortuna.
Como la banda de los
Corleone, la de los macacos necesita adeptos a su causa. En eso se han
convertido, hoy en día, los sindicalistos.
Los sindicatos nacieron,
en su día, como una organización de protección y ayuda a los trabajadores, pero
con el tiempo se han ido pervirtiendo y cada vez están más al lado de los
macacos. Actualmente los sindicalistos caminan totalmente sometidos a sus
caprichos y de este modo obtienen pequeñas prebendas, migajas con las que se
sienten satisfechos.
En el caso que a mí me
concierne, el 99% de los sindicalistos corean y vitorean continuamente a Elangelito,
y se sienten muy orgullosos y satisfechos de estar a su lado.
Hacen conjuntamente
reuniones absurdas, que no sirven para nada más que para mantener engañados a
los trabajadores: simular que hacen algo para no hacer nada y que todo siga
igual de mal, que es lo que les interesa a los macacos. Son tertulias de
amiguetes, de puro cotilleo y totalmente vanas.
Si a Elangelito, en una
de esas reuniones, le da por decir a todos que yo no quiero trabajar, porque no
me da la gana, pues entonces la misión de los sindicalistos es hacer coro con
él y esparcir el chisme por doquier.
Si a Elangelito, en una
de esas reuniones, le da por decir que soy un problema porque estoy loca, pues
van los sindicalistos y fielmente se hacen eco del cotilleo.
Eso sí, lo más importante
es no comprobar nunca si el cotilleo es cierto o no.
Como la banda de los
Corleone, la de los macacos necesita gente sometida a ellos, y esa gente somos
todos nosotros, ciudadanos de a pie, trabajadores normales que no pertenecemos
a la banda, pero que tenemos que trabajar para ellos por obligación. Se nutren
de todos nosotros, ya que ellos no dan un palo al agua.
Como la banda de los
Corleone, necesitan extorsionar y liquidar gente para existir y sentirse
poderosos.
Pero tienen un problema y
es que en la sociedad actual no está bien visto el uso de pistolas, así que han
tenido que buscarse otros medios de eliminación.
Y uno de los mejores
medios para liquidar trabajadores es el acoso laboral o Mobbing. Este ha sido
el gran invento del siglo para los macacos, ya que aunque de esta manera muere
poca gente de manera literal, sí que la mayoría de los acosados quedan
liquidados del circuito laboral y de la vida normal.
Eso sí, lo hacen todo
protegidos por la banda macaquil y por la ley: son matones de guante blanco.
En cuanto a lo que a mí
me atañe, ya me avisó, hace mucho tiempo, el Jefe de Personal del hospital. Me
dijo que no me metiera con los macacos, que me arruinarían y me destrozarían la
vida.
Y, si bien es verdad que
he sufrido mucho y lo he pasado muy mal, en estos momentos puedo decir que la
vida no han conseguido destrozármela.
Y, si bien es verdad que
me he gastado mucho dinero por culpa de los macacos, ¿de qué sirve el dinero si
una no puede ser feliz viviendo en un mundo de consciente sometimiento?
¡Perversos macacos!