Este macaco es tan terriblemente
satánico que merece una mención especial.
Él es el maravilloso y
fantástico gerente que tanto ansiaba la miserable de la Cabo, el tirano que me
hiciera comulgar con toda la retahíla de tejemanejes y trapicheos que tienen
montados, el que me hiciera pasar por el aro y en caso contrario que me echara
definitivamente a la calle.
Es el macaco satánico
perfecto para el maquiavélico Capitán. Desde un principio se entendieron muy
bien, se aliaron inmediatamente y unieron sus fuerzas maquiavélicas e
infernales contra mí.
A Elangelito le importa
un comino la salud de las personas, pacientes y trabajadores. De hecho, actúa
con total desprecio por ellos, sin importarle las consecuencias y siempre en
beneficio propio. Es decir, que no le importa, nada de nada, el hospital. Lo único
que le interesa de él es el importante ingreso monetario que conlleva el puesto
de Gerente y el poder que le da.
Desde un principio vino
con la idea de que este hospital sobraba en el panorama sanitario y está
dedicando todas sus fuerzas a destruirlo.
Y por su cara bonita,
desde un principio decidió que yo sobraba y que él conseguiría eliminarme
definitivamente.
Y lo dice bien claro y
sin tapujos: él quiere que la justicia no siga su camino y que me echen de una
vez por todas.
Y así lo escribe, y lo
deja bien patente, en mi segundo expediente: ha pedido, a los abogados de los
macacos, que soliciten al juzgado la anulación de la orden que me permite
trabajar. Y lo ha pedido, no una, sino dos veces.
¡Será chulo y prepotente!
Le importa tan poco este
hospital en el que yo trabajo, que sólo viene de tanto en tanto, a ver qué se
cuece en él. Pero eso sí, se dedica en cuerpo y alma a urdir tramas y trampas
para echarme. Y para eso está en contacto continuo con el Capitán.
Como buen macaco satánico,
se da todas las mañanas un buen baño de vanidad.
Dicen las malas lenguas
(gracias Internet por mantenernos informados de todo), que para este macaco
tiran más dos tetas que dos carretas.
Y es que las tetas le
tiran mucho, pero eso sí, que sean jóvenes.
En la mente infernal de
este macaco, henchido de vanidad, sólo caben imágenes de euros, euros y más
euros y tetas, tetas y más tetas. No queda espacio en su cerebro para pensar,
ni un ápice, en el hospital.
¡A la porra el hospital!,
es en realidad lo que él piensa.
Seguro que ya hay alguna
joven esperando ocupar mi puesto cuando consigan echarme de una vez por todas.
Sólo así se explica que
tenga tantas ganar de quitarme de en medio.
Él está segurísimo de que
me va a echar en poco tiempo, y así ha convencido al Capitán y a su ejército de
miserables.
Y… ¿Qué argumentan en
este segundo expediente? ¿Qué hay de nuevo en él?
Pues Elangelito dice,
cínicamente y sin un ápice de remordimiento, que soy violenta, agresiva y que
todos mis no-compañeros están en grave peligro.
Insinúa que estoy loca, y
que a saber qué se me puede pasar por la cabeza cualquier día de éstos.
Vamos, que insinúa que un
día me los puedo cargar a todos.
¡Pobrecitos ellos! ¡Qué
miedo tan intenso!
Y… ¡Qué martirio tan
grande me ha caído con este satánico macaco Elangelito!