sábado, 26 de junio de 2010

La Crisis Económica en el 2010

El año que escribo este blog, el 2010, pasará a la historia como el año de la crisis ecónomica. Esta es una crisis que un año u otro tenía que llegar, ya que los macacos nos están arruinando en todas partes.

Veamos, como un ejemplo muy pequeño, lo que ha pasado en el hospital donde yo trabajo en sólo dos legislaturas que es desde el momento en que se hace cargo de Sanidad la macaca No-eh-no. Veámoslo desde mi modesto conocimiento de las cosas, pero seguro que han pasado muchas más de las que yo he percibido.

Hasta que llegó el equipo de la macaca No-eh-no, el hospital lo dirigía un solo macaco que hacía las funciones de Director y Gerente. Llegó el macaco Mortero y decidieron (supongo que todo el equipo) que el hospital necesitaba dos macacos: uno sería el Director y el otro el Gerente. El Director se haría cargo de toda la parte médica y el Gerente de la gestión.

Según radio macuto (así se llamaba en mi juventud a la transmisión de la información de boca en boca) cualquier macaco con un cargo de dirección o gerencia, desempeñado por lo menos seis meses, se queda con el sueldo vitalicio de Director/Gerente. Eso es así, aunque su trabajo posterior sea archivar historias clínicas.

Desde el 2004 hasta ahora, es decir seis años, han pasado por ese hospital tres Directores y tres Gerentes. De estos jefes, dos Gerentes han sido cesados y un Director dimitió poco después de los seis meses. Ésto significa que para un sólo cargo de hace seis años, en este tiempo hemos pagado, estamos pagando y seguiremos pagando (todos los primates de Aragón) a cinco macacos (por suerte un Director pasó a Gerente y nos ahorramos un sueldo): ¡Impresionante! ¿no?.

Ni que decir tiene que todos los macacos buscan la manera de aumentarse el sueldo en cuanto llegan al hospital. Siempre encuentran el modo de añadirse algún plús para asegurarse bien la jubilación.

Ya he dicho que los macacos son manipuladores y que nos engañan continuamente, pero en este caso el engaño es doble ya que los macacos son del PSOE (el partido socialista obrero español). Somos muchos los primates que en este país pensábamos que un partido socialista obrero sería bueno para los trabajadores y para la sociedad en general. Nos han engañado vilmente a todos.

domingo, 20 de junio de 2010

La crisis

En mayo del 2008 me dieron la incapacitación temporal porque no podía con mi alma. Había resistido los ataques durante cuatro años y mi espalda estaba tan contracturada que no me aguantaba derecha. Necesitaba reposo y la verdad, me pasé muchos días, enteros, en la cama incapaz de hacer nada.

Muy pronto cerraron el último laboratorio en el que yo había estado trabajando. El jefe se quejaba e iba diciendo por todos lados que en ese laboratorio había habido una crisis de bajas.
Por culpa del jefe y sus aliados, de golpe nos habían dado la baja laboral a tres trabajadoras al mismo tiempo: las tres únicas personas con plaza fija y que sabíamos cómo funcionaba ese laboratorio. El resto del personal eran técnicos con contrato laboral que llevaban poco tiempo trabajando alli.

El caso es que el jefe quería dar la vuelta a la tortilla: publicaba a los cuatro vientos que había habido crisis de bajas para que sus amigos nos vieran, a las trabajadoras del lugar, como culpables e irresponsables.

Primera regla del jefe Maquiavelo: el jefe siempre tiene razón y si algo va mal, la culpa, sin ninguna duda, es de los demás.

domingo, 13 de junio de 2010

La Macaquitis

He tenido muchas pesadillas y terrores nocturnos por culpa del trabajo.
Realmente tengo miedo a enfermar, incluso a morir. Lo de morir es más por mis hijos que por mí. Pero mi mayor preocupación sanitaria no es la gripe A, ni el exceso de colesterol en mis venas, que por suerte no tengo. Mi mayor temor es la macaquitis; con todo lo que he pasado y sufrido tengo una alergia exacerbada a los macacos. No puedo ni verlos en la tele.

Cuando veo algún político en la pantalla de la televisión, sea del partido que sea, veo directamente un macaco. Me es totalmente imposible ver una persona humana. Los veo a todos como macacos que nos están diciendo la gran mentira y los veo abriendo la boca y riéndose a carcajadas. Automáticamente, me sale una erupción rojiza por el cuello y el pecho, que me pica una barbaridad. Tampoco soporto los programas de cotilleo en los que gritan, o los de debate en los que acaban alzando mucho la voz y discutiendo acaloradamente. Razón por la cual, he dejado de ver la tele.

Tengo alergia a la macaca No-eh-no y a todo su equipo de macacos, que se han negado a ayudarme y que niegan que haya acoso laboral en mi lugar de trabajo. Sólo saben negar, negar y negar. Nunca solucionan nada.

Tengo alergia al macaco Director y al macaco Gerente que cada día que pasa me aprisionan un poco más, para ver si consiguen al final que me vaya.

También tengo alergia al jefe de laboratorio y a todos mis no-compañeros. Si actualmente me convoca a una reunión, no puedo resistirla mucho rato. Un día antes de la reunión ya me pongo en guardia: mis intestinos no paran de moverse agitadamente, produciéndome dolor, gases y diarrea. Mi rinitis se agrava, produciéndome mareos y a veces vértigo.
No siempre consigo controlarme y suavizar los síntomas. Las veces que lo he conseguido y me he presentado a la reunión, ésta siempre ha sido una pesadilla. Me paso todo el rato a la defensiva, intentando averiguar por dónde me van a atacar. Todas las reuniones que he soportado han sido para atacarme y obligarme a hacer algo que siempre ha sido injusto para mí. Así que me paso todo el rato ansiosa, inquieta, con el cuello y el pecho rojo, casi sin poder respirar y casi sin poder hablar.

El problema es que después de seis años pasándolo mal, no me podré curar nunca la macaquitis.

martes, 8 de junio de 2010

El final en la celda de castigo

Siete meses aguanté en la celda de castigo; al séptimo mes mi médico me dio la baja, pues tenía tal contractura de espalda que no me podía mantener derecha.
Estos siete meses fueron un infierno.

En este tiempo ya se había acabado el nuevo laboratorio del hospital, se habían introducido máquinas nuevas y el jefe junto con la supervisora de enfermería y la coordinadora de calidad se creían y se creen los amos del laboratorio. Como ellos lo han montado y organizado, están convencidos de que el laboratorio les pertenece y estaban firmemente decididos a no dejarme entrar en el sistema.
Entonces pensaron que, además de todo lo que ya me habían hecho, sería una buena idea presionarme para que dejara de hacer guardias. En ese momento creyeron que eso me fastidiaría mucho.

El jefe había organizado un cursillo de tres días en el hospital, para aprender el funcionamiento de una máquina nueva de Urgencias y me llamó por teléfono para decirme que tenía que ir. El inconveniente era que no vendría nadie a sustituirme en mi trabajo. Es decir, por la mañana tendría que ir al hospital al cursillo y por la tarde al ambulatorio, donde yo trabajaba en ese momento, hasta que acabara todo el trabajo de la mañana. O sea, trabajo doble y sin compensación ni agradecimiento: me negué rotundamente. Me chilló como un energúmeno, diciéndome que era una protestona y que en vez de protestar tanto mejor sería que trabajara más. Esta es una razón más por la que odio el teléfono.
Consecuencia: me quitaron las guardias. Pero no lo hizo el jefe directamente sino que consiguió que me las quitara un Director Médico recién incorporado al hospital: el macaco Molino. Este macaco tiene un nombre muy adecuado pues me hace comulgar con ruedas de molino todo lo que el jefe me quiere imponer, por muy injusto que sea.

Por otra parte, el macaco Molino y el jefe se reunían con la supervisora de enfermería del ambulatorio donde yo trabajaba, para decidir la organización y el cierre del laboratorio. Es decir, me ningunearon continuamente: yo no contaba para nada.

Después de siete meses ya estaba harta de que el jefe y sus secuaces se divirtieran a mi costa y mi cuerpo ya no resistió más. Mi médico me dijo que el trabajo me estaba matando y me dio la baja.