martes, 9 de noviembre de 2010

La Incomprensión Médica

A mi médico (una mujer) no había manera de hacerle comprender qué le pasaba a mi cuerpo. Ella me insistía una y otra vez que yo tenía que aguantar y aguantar. Que en el trabajo se tenían que arreglar las cosas y que en Dirección tenían que solucionarlo todo: ¡Como si ellos no tuvieran la culpa! Yo le decía que, ¿Cómo lo iban a solucionar, si estaban encantados de hacerme la puñeta? Pero nada, no había manera de que entendiera qué me pasaba y no me quería dar la baja: decía que si me la daba después no querría volver a trabajar.

En mayo de 2008, cuando aún estaba en la Celda de Castigo, ya llevaba año y medio yendo cada dos por tres al médico. Primero fue por tensión alta y taquicardias: me envió a Cardiología y me recetaron un antibloqueante. Posteriormente por rinitis y mareos: me recetó un antihistamínico y un inhalador. Más tarde, por crisis de ansiedad y tensión alta (otra vez): me recetó un antidepresivo. Medicamentos y más medicamentos, así lo solucionan todo los médicos: sólo que a mí no me solucionaban nada. Al final, acabé en Salud Mental.

En la última etapa de la Celda de Castigo mi cabeza estaba hecha un lío; mis pensamientos eran repetitivos buscando una salida a mi problema, giraban y giraban en mi cabeza y no podía dormir. De la tensión mental que sufría se me contracturó la espalda y me costaba mantenerme derecha: era un sufrimiento diario tener que coger el coche e ir a trabajar.

A mi médico le costó mucho tiempo entenderlo, pero al final cuando yo ya no podía con mi alma reconoció que el trabajo me estaba matando y me dio la baja.

¡Por fin podía relajarme! Aunque me duró poco: sólo un mes. Mi médico seguía insistiendo que si lo alargaba más, yo no querría volver a trabajar.

lunes, 1 de noviembre de 2010

La inutilidad suprema del Comité de Seguridad y Salud

Como ya os podéis imaginar por el título, el Comité de Seguridad y Salud que corresponde a mi lugar de trabajo no sirve para nada, y mucho menos para la prevención de riesgos laborales de los trabajadores.
El coordinador del Comité es el macaco Gerente del hospital y como podéis suponer es el que decide las acciones a tomar en su empresa: es decir, negarlo todo y no hacer nada.
En el Comité están representadas las siguientes Organizaciones Sindicales: UGT, CCO, CSI-CSIF, CEMSATSE y SAMSaP, que nunca llevan la contraria al macaco Gerente. También cuenta el Comité con un Técnico de Prevención de Riesgos Laborales que los asesora y que naturalmente está a cargo del macaco Gerente.

El Comité se reúne, por lo menos, una vez cada dos meses en el hospital, momento en el que, supongo, deben aprovechar para cotillear un poco y sobarse los unos a los otros, ya que no creo que hagan nada útil; sólo pasar el rato.

El artículo 10 de su reglamento se refiere a la confidencialidad y dice: " Según la Ley 31/1995 de PRL los miembros del Comité observarán sigilo profesional debido respecto de las informaciones a que tuviesen acceso". Pues bien, trataron mi caso de la manera más descarada e irrespetuosa posible.

El Comité delegó la solución del caso al macaco Gerente y éste vio su oportunidad para seguir riéndose de mí. Pasó la carta al Jefe del Laboratorio y éste la leyó a los Analistas del laboratorio y además se la pasó a su brazo derecho, la Supervisora, que la leyó a todo el personal Técnico de Laboratorio que estaba trabajando en ese momento.

Es decir que fue peor el remedio que la enfermedad, y ya os podéis imaginar el infierno que me esperaba a partir de entonces.

Un año y medio después recibí la resolución del Comité: en ese laboratorio no pasaba nada, no había acoso y funcionaba todo perfectamente. Se habían puesto de acuerdo todos los miembros del Comité: el macaco Gerente, los sindicatos y Salud Laboral.

¡Viva el Comité de Seguridad y Salud!

martes, 12 de octubre de 2010

Buscando ayuda

En esta entrada vuelvo a retomar el hilo de la historia del mobbing, aunque un poco antes del momento en que lo dejé. Vuelvo a los dos últimos meses que pasé en la celda de castigo, momento en que mi cabeza ya era un caos mental y decidí buscar ayuda.

Lo primero que hice fue afiliarme a UGT. Me pareció inútil afiliarme a cualquier sindicato médico ya que es muy patente que estos van totalmente de la mano de los macacos sanitarios. Además, tiene la ventaja de que la delegada sindical de UGT está ubicada en el hospital y se la puede localizar para cualquier consulta o problema.

Hablé con dos delegados de UGT, me dijeron que no hablarían con el Jefe del laboratorio pues habían tenido encuentros anteriores con él, lo conocían bien y sabían que es imposible hacerle entrar en razón. Así que me aconsejaron que dirigiera un escrito, comunicando mis problemas laborales y de salud, al Comité de Seguridad y Salud. Según los delegados, todos los problemas tratados en ese Comité son secretos y no salen fuera del grupo que lo forma.

En ese tiempo, tenía la espalda tan contracturada que me costaba mantenerme derecha, además tenía la tensión arterial alta, rinitis, mareos, dolor intestinal y ansiedad: así que lo segundo que hice fue dirigirme al servicio de Salud Laboral. Y también aquí me aconsejaron que me dirigiera al Comité de Seguridad y Salud. Estaban convencidos que el Comité me ayudaría y también me aseguraron que todo lo que se trata allí es secreto y muy secreto.

Y a eso me dediqué, a preparar una carta que explicara con cortesía mis problemas laborales y de salud; con la esperanza de que eso me ayudaría a encontrar la manera de recuperar la tranquilidad.

¡ Vana ilusión !. Para lo que me sirvió...

lunes, 27 de septiembre de 2010

La Inutilidad Suprema de los Sindicatos

A los sindicatos sólo les gusta chupar del bote. Todos, absolutamente todos, están totalmente vendidos a los macacos políticos. He llegado a la conclusión de que ningún trabajador honesto debería afiliarse a ningún sindicato. Yo, como muchos, caí en la trampa.

Podéis verlo en los foros del mobbing: muy pocas veces un sindicato ha ayudado a un trabajador en un caso de acoso laboral; aunque he de reconocer que sí se han dado algunos casos aislados. Muchas veces, delegados de base lo han intentado, pero casi siempre tienen que desistir pues el acoso se vuelve también contra ellos. Las esferas superiores del sindicato siempre frenan y se rebotan contra los que intentan ayudar al acosado. Esto parece una ley no escrita: en caso de problemas en una empresa, el sindicato siempre a favor de los jefes, aunque machaquen a uno o cientos de trabajores. Por más que se escriban leyes a favor de los trabajadores, nosotros no tenemos ningún derecho y nos pueden aplastar a capricho.

Si tenéis problemas en vuestra empresa (vosotros primates trabajadores que me leéis) no olvideis lo dicho anteriormente, así os evitareis más de un disgusto. Sobre todo no lo olvidéis si soportáis un acoso institucional como el mío. En las instituciones públicas es mucho peor y más salvaje, el acoso, a todos los niveles. Hacen una piña Gerencia, Dirección, Recursos Humanos, el Servicio de Salud Laboral y Sindicatos, que vuelve loco a cualquier trabajador acosado. Hacen reuniones maquiavélicas en las que se pasan el rato intrigando e intentando hallar la manera de incrementar todo el daño posible.

Yo, como ya he dicho, caí en la trampa: estoy afiliada a UGT. He de decir que la delegada social que me correspondía siempre me entendió y me consta que intentó ayudarme. Pero con los macacos nos topamos: después de mi caso, tuvo que dejar el puesto de delegada sindical.

sábado, 18 de septiembre de 2010

En busca de la tranquilidad mental


Hoy vuelvo a la carga con la escritura, después de dos meses intentando olvidar todo para encontrar una paz mental que eliminara mis dolencias físicas. He encontrado paz y equilibrio mental, pero mis dolencias físicas no desaparecen. He hecho relajación y meditación y he digerido y asimilado mi sufrimiento, con lo cual he conseguido poner en orden mis ideas y tranquilizar la mente, pero mis problemas físicos no desaparecen. Ahora tengo claro que el subconsciente no olvida nunca. Puedes arrinconar los recuerdos y pensar conscientemente que los olvidas, pero los recuerdos viven permantemente en el subconsciente. Nunca te recuperas totalmente después de un estrés postraumático y hay que aprender a vivir con el recuerdo del sufrimiento. Y en eso estoy actualmente, así que sigo con mi terapia de la escritura.

En el momento que escribo ésto hay convocada, por los sindicatos, una huelga general para el 29 de septiembre. Ni que decir tiene que yo no la voy a hacer pero, bajo mi humilde opinión, creo que ningún trabajador honesto debería secundar la huelga. En mi caso nunca me ha ayudado ningún sindicato, en todo momento se han posicionado al lado de los jefes del hospital. Desde hace mucho tiempo sigo todo lo que se escribe en un foro del mobbing y he podido comprobar que son muy pocos los casos en que un sindicato ha ayudado al trabajador en un caso de acoso laboral.

Los sindicatos nacieron para ayudar a los trabajadores pero actualmente están dirigidos por macacos que sólo piensan en manipularnos, engañarnos y en hacerse una bonita foto en la prensa. Saben que con un día de huelga no cambiará nada y tampoco tienen ganas de que nada cambie: sólo quieren una bonita foto en los periódicos presumiendo del gran poder de convocatoria que tienen. Los sindicatos se han convertido en un sistema artrítico y anquilosado que no sirve para nada. Hemos de buscar sistemas de defensa más eficaces.

Hace un par de días recibí la decisión del juez al que presenté mi caso hace ya un año. El juez reconoce que en el lugar en el que trabajo hay un conflicto laboral y también reconoce que sufro estrés postraumático, pero aún así ha decidido archivar el caso. Según él me toca ajo y agua: a fastidiarse y aguantarse. Ni que decir tiene que he apelado.

Por el momento, sólo tengo la terapia de la escritura para paliar mis dolores. Así que aquí sigo y creo que seguiré por mucho tiempo.

sábado, 26 de junio de 2010

La Crisis Económica en el 2010

El año que escribo este blog, el 2010, pasará a la historia como el año de la crisis ecónomica. Esta es una crisis que un año u otro tenía que llegar, ya que los macacos nos están arruinando en todas partes.

Veamos, como un ejemplo muy pequeño, lo que ha pasado en el hospital donde yo trabajo en sólo dos legislaturas que es desde el momento en que se hace cargo de Sanidad la macaca No-eh-no. Veámoslo desde mi modesto conocimiento de las cosas, pero seguro que han pasado muchas más de las que yo he percibido.

Hasta que llegó el equipo de la macaca No-eh-no, el hospital lo dirigía un solo macaco que hacía las funciones de Director y Gerente. Llegó el macaco Mortero y decidieron (supongo que todo el equipo) que el hospital necesitaba dos macacos: uno sería el Director y el otro el Gerente. El Director se haría cargo de toda la parte médica y el Gerente de la gestión.

Según radio macuto (así se llamaba en mi juventud a la transmisión de la información de boca en boca) cualquier macaco con un cargo de dirección o gerencia, desempeñado por lo menos seis meses, se queda con el sueldo vitalicio de Director/Gerente. Eso es así, aunque su trabajo posterior sea archivar historias clínicas.

Desde el 2004 hasta ahora, es decir seis años, han pasado por ese hospital tres Directores y tres Gerentes. De estos jefes, dos Gerentes han sido cesados y un Director dimitió poco después de los seis meses. Ésto significa que para un sólo cargo de hace seis años, en este tiempo hemos pagado, estamos pagando y seguiremos pagando (todos los primates de Aragón) a cinco macacos (por suerte un Director pasó a Gerente y nos ahorramos un sueldo): ¡Impresionante! ¿no?.

Ni que decir tiene que todos los macacos buscan la manera de aumentarse el sueldo en cuanto llegan al hospital. Siempre encuentran el modo de añadirse algún plús para asegurarse bien la jubilación.

Ya he dicho que los macacos son manipuladores y que nos engañan continuamente, pero en este caso el engaño es doble ya que los macacos son del PSOE (el partido socialista obrero español). Somos muchos los primates que en este país pensábamos que un partido socialista obrero sería bueno para los trabajadores y para la sociedad en general. Nos han engañado vilmente a todos.

domingo, 20 de junio de 2010

La crisis

En mayo del 2008 me dieron la incapacitación temporal porque no podía con mi alma. Había resistido los ataques durante cuatro años y mi espalda estaba tan contracturada que no me aguantaba derecha. Necesitaba reposo y la verdad, me pasé muchos días, enteros, en la cama incapaz de hacer nada.

Muy pronto cerraron el último laboratorio en el que yo había estado trabajando. El jefe se quejaba e iba diciendo por todos lados que en ese laboratorio había habido una crisis de bajas.
Por culpa del jefe y sus aliados, de golpe nos habían dado la baja laboral a tres trabajadoras al mismo tiempo: las tres únicas personas con plaza fija y que sabíamos cómo funcionaba ese laboratorio. El resto del personal eran técnicos con contrato laboral que llevaban poco tiempo trabajando alli.

El caso es que el jefe quería dar la vuelta a la tortilla: publicaba a los cuatro vientos que había habido crisis de bajas para que sus amigos nos vieran, a las trabajadoras del lugar, como culpables e irresponsables.

Primera regla del jefe Maquiavelo: el jefe siempre tiene razón y si algo va mal, la culpa, sin ninguna duda, es de los demás.

domingo, 13 de junio de 2010

La Macaquitis

He tenido muchas pesadillas y terrores nocturnos por culpa del trabajo.
Realmente tengo miedo a enfermar, incluso a morir. Lo de morir es más por mis hijos que por mí. Pero mi mayor preocupación sanitaria no es la gripe A, ni el exceso de colesterol en mis venas, que por suerte no tengo. Mi mayor temor es la macaquitis; con todo lo que he pasado y sufrido tengo una alergia exacerbada a los macacos. No puedo ni verlos en la tele.

Cuando veo algún político en la pantalla de la televisión, sea del partido que sea, veo directamente un macaco. Me es totalmente imposible ver una persona humana. Los veo a todos como macacos que nos están diciendo la gran mentira y los veo abriendo la boca y riéndose a carcajadas. Automáticamente, me sale una erupción rojiza por el cuello y el pecho, que me pica una barbaridad. Tampoco soporto los programas de cotilleo en los que gritan, o los de debate en los que acaban alzando mucho la voz y discutiendo acaloradamente. Razón por la cual, he dejado de ver la tele.

Tengo alergia a la macaca No-eh-no y a todo su equipo de macacos, que se han negado a ayudarme y que niegan que haya acoso laboral en mi lugar de trabajo. Sólo saben negar, negar y negar. Nunca solucionan nada.

Tengo alergia al macaco Director y al macaco Gerente que cada día que pasa me aprisionan un poco más, para ver si consiguen al final que me vaya.

También tengo alergia al jefe de laboratorio y a todos mis no-compañeros. Si actualmente me convoca a una reunión, no puedo resistirla mucho rato. Un día antes de la reunión ya me pongo en guardia: mis intestinos no paran de moverse agitadamente, produciéndome dolor, gases y diarrea. Mi rinitis se agrava, produciéndome mareos y a veces vértigo.
No siempre consigo controlarme y suavizar los síntomas. Las veces que lo he conseguido y me he presentado a la reunión, ésta siempre ha sido una pesadilla. Me paso todo el rato a la defensiva, intentando averiguar por dónde me van a atacar. Todas las reuniones que he soportado han sido para atacarme y obligarme a hacer algo que siempre ha sido injusto para mí. Así que me paso todo el rato ansiosa, inquieta, con el cuello y el pecho rojo, casi sin poder respirar y casi sin poder hablar.

El problema es que después de seis años pasándolo mal, no me podré curar nunca la macaquitis.

martes, 8 de junio de 2010

El final en la celda de castigo

Siete meses aguanté en la celda de castigo; al séptimo mes mi médico me dio la baja, pues tenía tal contractura de espalda que no me podía mantener derecha.
Estos siete meses fueron un infierno.

En este tiempo ya se había acabado el nuevo laboratorio del hospital, se habían introducido máquinas nuevas y el jefe junto con la supervisora de enfermería y la coordinadora de calidad se creían y se creen los amos del laboratorio. Como ellos lo han montado y organizado, están convencidos de que el laboratorio les pertenece y estaban firmemente decididos a no dejarme entrar en el sistema.
Entonces pensaron que, además de todo lo que ya me habían hecho, sería una buena idea presionarme para que dejara de hacer guardias. En ese momento creyeron que eso me fastidiaría mucho.

El jefe había organizado un cursillo de tres días en el hospital, para aprender el funcionamiento de una máquina nueva de Urgencias y me llamó por teléfono para decirme que tenía que ir. El inconveniente era que no vendría nadie a sustituirme en mi trabajo. Es decir, por la mañana tendría que ir al hospital al cursillo y por la tarde al ambulatorio, donde yo trabajaba en ese momento, hasta que acabara todo el trabajo de la mañana. O sea, trabajo doble y sin compensación ni agradecimiento: me negué rotundamente. Me chilló como un energúmeno, diciéndome que era una protestona y que en vez de protestar tanto mejor sería que trabajara más. Esta es una razón más por la que odio el teléfono.
Consecuencia: me quitaron las guardias. Pero no lo hizo el jefe directamente sino que consiguió que me las quitara un Director Médico recién incorporado al hospital: el macaco Molino. Este macaco tiene un nombre muy adecuado pues me hace comulgar con ruedas de molino todo lo que el jefe me quiere imponer, por muy injusto que sea.

Por otra parte, el macaco Molino y el jefe se reunían con la supervisora de enfermería del ambulatorio donde yo trabajaba, para decidir la organización y el cierre del laboratorio. Es decir, me ningunearon continuamente: yo no contaba para nada.

Después de siete meses ya estaba harta de que el jefe y sus secuaces se divirtieran a mi costa y mi cuerpo ya no resistió más. Mi médico me dijo que el trabajo me estaba matando y me dio la baja.

jueves, 20 de mayo de 2010

En la celda de castigo

Este era mi cuarto lugar de trabajo: en tres años había sufrido tres cambios de sitio. Y en ninguno de los tres últimos me dejaron trabajar: siempre impidieron que pudiera controlar mi trabajo y siempre me provocaron problemas intentando que me saliera mal todo.

Cuando me incorporé, en mi cuarto lugar de trabajo, lo hice pensando que al menos respiraría tranquila un año. Estaba previsto que este laboratorio se cerrara al año siguiente, y suponía que el jefe me había enviado aquí para que me chupara todos los problemas del cierre. Pero, pensaba yo: al menos estaré un año bien. ¡Vana ilusión! Los problemas empezaron el mismo día y no pararon, y cada día que pasaba empeoraban.

Ya desde el primer día sospeché que me había enviado a una celda de castigo. Empecé a darme cuenta de que trabajo en una cárcel y estoy sometida a trabajos forzados. Desde entonces no me he podido librar de la cárcel. La cárcel será mi lugar de trabajo, para el resto de mi vida laboral.

Cuando llegué aquí puse en orden y al día todo el trabajo que el anterior no-compañero mío había dejado pendiente en este lugar. El jefe me llamó, ya el primer día, para decirme que yo había dejado trabajo pendiente en el hospital y que tenía que acabarlo. ¡Ésto ya era el colmo!, por lo visto quería que me dividiera en dos y trabajara en dos sitios a la vez.

Todo el tiempo, que trabajé aquí, fue un sin vivir: me llamaba cada dos por tres, por teléfono, gritándome y acusándome de que no cumplía con mi trabajo. Hacía que me llamara la secretaria del hospital, por teléfono, diciéndome que no había validado algún resultado y no se podía entregar. Acabé odiando el teléfono. Me daba unos sustos tremendos, el teléfono, cada vez que sonaba en el despacho del laboratorio.

Otra vez, el jefe, intentó demostrar que yo llegaba tarde a trabajar: tiene manía persecutoria con esto. Preguntó a todas las Técnicos que trabajaban conmigo: para ver si alguna le apoyaba. Como no consiguió que ninguna dijera una mentira, cogió manía a todas.

Con todo esto el jefe consiguió, pronto, enrarecer el ambiente de mi cuarto lugar de trabajo.

lunes, 17 de mayo de 2010

Siguiendo con Más de lo Mismo

La cuarta trampa, fue alterar la gráfica control de un aparato de análisis que se usaba en mi sección de trabajo. En los aparatos automáticos se pasa diariamente unos controles para comprobar que el equipo funciona bien. Si se altera la gráfica control a capricho, los controles no entran dentro del rango de la gráfica: significa que algo no funciona bien y que los resultados de los análisis de esa máquina no serían de fiar. Se ha de buscar el fallo y poner a punto la máquina, antes de empezar a trabajar.
Ese era mi trabajo muchos días: averiguar por qué fallaba la máquina, ponerla a punto para empezar a trabajar y conseguir que los controles entraran dentro del rango de la gráfica. En eso perdía el tiempo muchos días. Aunque después de un tiempo me di cuenta de la trampa y lo solucionaba bastante rápido.

Con tanta trampa ya no le quedaba más que pasarse los días buscándome cualquier pequeño fallo que yo pudiera cometer. Como él tenía poco trabajo, así se pasaba las mañanas entretenido.

En el 2007, después de más de un año de acoso duro y continuo, el ambiente de trabajo en el laboratorio estaba muy enrarecido y mi trabajo era un caos que yo intentaba controlar. Acababa la jornada laboral agotada y con dolor de cabeza.

Cuando salía del hospital respiraba aliviada. El problema era que tenía una hora de camino, en coche, hasta mi casa. Al bajar la guardia, me relajaba tanto que el camino a casa era mortal. Tenía que hacer un gran esfuerzo para mantener los ojos abiertos y la atención concentrada en la carretera. Algunos días me era imposible hacerlo y durante algunos segundos se me cerraban los ojos.

A finales de ese año el jefe se hartó de verme diariamente y de un día para otro me envió al que había sido mi segundo lugar de trabajo: el mismo ambulatorio donde había empezado mi martirio psíquico en el 2004. Al mismo laboratorio en el que sólo me permitieron estar tres meses y en el que no me dejaron trabajar en paz ni un solo momento.

jueves, 13 de mayo de 2010

Más de lo Mismo

Ahora tocaba demostrar que el jefe tenía razón. Había intrigado mucho, con los macacos directores, con los gerentes y con mis compañeros y seguía haciéndolo; pero ahora tenía que demostrarlo.
No sé la razón que da para decir que yo, tras 18 años de trabajo sin problemas, de golpe y porrazo pongo todo mi empeño en causarlos. No la sé, pero me la supongo. Supongo que va diciendo por ahí que lo que quiero es boicotear el trabajo del laboratorio. Así, puedo decir por todos los lados que el laboratorio en cuestión funciona mal. Como si no hubiera funcionado mal el laboratorio cuando yo he estado de baja. Como si no hubieran habido fallos muy gordos, alguno de los cuales ha sido tan gordo, tan gordo, tan gordo... que incluso ha salido publicado en un periódico. Pero este caso tocará explicarlo más adelante.

Para demostrar que yo boicoteaba el trabajo del laboratorio tuvo que emplear varias trampas:
La primera, fue encargarme a mi todo el trabajo manual que había que hacer en el laboratorio. El trabajo de las otras tres analistas era todo automático y llevado por técnicos de laboratorio. Encima, cuando una de mis compañeras estaba de baja, cosa muy frecuente, su trabajo recaía sobre mí. Así, el jefe se aseguraba de que yo siempre iba sobrecargada de trabajo.

La segunda, fue desvalidarme, en el ordenador, algunos resultados, para que no los pudiera imprimir y entregar a los médicos. Ya he comentado antes que por problemas en el programa informático, cada día quedaba algún resultado sin validar. Pero a mí me quedaban muchos, o eso decía el jefe a mis compañeros. Ahora sospecho que se dedicaba a desvalidarme unos cuantos.

La tercera, fue quitar algún resultado que alguna de las máquinas de mi responsabilidad había volcado ya al ordenador. Así le decía a la secretaria del laboratorio que me llamara por teléfono para decirme que habían quedado resultados sin pasar. Yo tenía que ir al archivo, buscar los resultados e introducirlos manualmente en el ordenador. De las dos secretarias que había entonces en el laboratorio, siempre me llamaba la misma. Así esta secretaria podría corroborar que yo no controlaba bien el trabajo. Y, además, así me daba el jefe trabajo extra.

lunes, 10 de mayo de 2010

Más Dinámica Perversa

El siguiente paso era difundir el rumor de que yo trabajaba mal y que dejaba los análisis de los pacientes sin acabar y, por tanto, sin entregar. ¡Como si yo no hubiera llevado sola un laboratorio durante 17 años sin ningún problema!
Primero, tenía que integrar el rumor en la estructura mental de mis compañeros, para que éstos se lo creyeran de verdad. Después, lo tenía que integrar en la mente del resto de los trabajadores del hospital. Para eso, tendría que emplear algunos trucos, pues no bastaba con decirlo de palabra; tenían que poderlo constatar todo el personal del laboratorio, los médicos y la dirección del hospital.

Empezó diciendo a todos mis compañeros que yo dejaba muchos análisis sin validar y que se quedaban muchos resultados sin entregar. Validar significa poner una "V" (dar el visto bueno) en el ordenador, para poder imprimir los resultados y entregarlos a los médicos. En ese año, por problemas en el sistema informático, a todos los analistas nos quedaban resultados sin validar; pero según el jefe sólo me pasaba a mí.

A la dinámica del jefe se apuntó su brazo izquierdo. Ella también me acusó de no validar los resultados. Incluso un día me chilló como una energúmena, diciéndome que por mi culpa no podían salir sus resultados. Cuando le dije que no tenía ningún derecho a chillarme, me dijo ¡Que ella me chillaba si le daba la gana!.

El siguiente paso era intentar que la Dirección del Hospital se creyera que yo trabajaba mal y, de paso, intentar convencerme a mí también de ello.

jueves, 6 de mayo de 2010

Siguiendo Dentro de la Dinámica Perversa del Laboratorio

En el 2006 empezó mi martirio psíquico más puro y duro. Las técnicas parecían sacadas del libro el Príncipe, de Maquiavelo.

Primero, el Jefe Maquiavelo tenía que difundir rumores falsos. Estos rumores prepararían el terreno, ya que después de un tiempo establecidos nadie podría distinguir quién decía la verdad.
Así, el jefe empezó a decir que yo llegaba muy tarde a trabajar. ¡Como si todos los médicos del hospital no llegaran tarde un día sí y otro no! ¡Como si el Jefe no llegara más tarde que yo! ¡Como si su brazo izquierdo no llegara al mismo tiempo que yo!
Es un rumor muy ingenioso porque no hay manera de demostrarlo, ni por verdad ni por mentira. Al poco tiempo, todos mis compañeros tenían asimilado en su estructura mental que yo llegaba muy tarde.

El siguiente paso era acusarme a mí directamente. Primero chillándome que llegaba tarde a trabajar y amenazándome verbalmente con una NO CONFORMIDAD a Dirección y después con un escrito diciéndome que lo comunicaría a Dirección. No tengo ninguna duda de que se lo dijo a su amigo el macaco gerente Mazazo y que los dos se debían partir de risa a mi costa.

No hubo manera de defenderme de esta acusación. Fui a hablar con el macaco Director y le pedí un reloj, para fichar todo el personal del laboratorio. Como es evidente, se negó.
¡Sólo faltaría que se pudiera demostrar que era mentira! Lo único que se le ocurrió, al buen macaco, es que al llegar por la mañana entrara diciendo a grito pelado ¡Buenos días!,
¡Buenos días! ¡He llegado! ¡Buenos días!...

lunes, 3 de mayo de 2010

La Dinámica Perversa del Laboratorio

En el 2006 empezó la época más feliz del jefe del laboratorio. El jefe tenía pensados grandes cambios para establecer definitivamente su ¡Ordeno y Mando!
Primero empezó cambiando el personal laboral mayoritario: cambió las enfermeras por técnicos de laboratorio. Las enfermeras ya no le servían, llevaban muchos años en el laboratorio y no las podía manejar a su antojo.
A los técnicos les podía hacer contratos cada 6 meses, o incluso cada mes, y si no le gustaban, pues no les renovaba el contrato y ¡Punto! Además, a la macaca No-he-no tampoco le gustan los primates con plaza fija que trabajan en Sanidad, pues como ha dicho públicamente, no los puede hacer doblegar a sus intereses (claro que dicho mucho más políticamente).

Además, el jefe tenía previsto cambiar el laboratorio por otro más nuevo y más amplio, con lo cual tenía a los representantes comerciales de las máquinas y reactivos a su capricho, pues no se sabía que casa comercial iba a monopolizar la tecnología del laboratorio. Con este juego consiguió hacer largos viajes al extranjero: Holanda, Canadá y no sé dónde más.

De los cuatro especialistas que tenía a su mando, una era su brazo izquierdo, otra había pedido un traslado a otro hospital y la tercera estaba enferma y con bajas contínuamente.
La única que no le cuadraba era yo.

Así que tenía que martirizarme psíquicamente para hacer realidad su paranoica idea: "Se tiene que ir voluntariamente del área hospitalaria", "Se tiene que ir...", "Se tiene que ir..."

No me podía echar de otra manera, pues yo empecé a trabajar en el área hospitalaria antes que todos ellos y tengo la plaza en propiedad por oposición mucho antes que los otros especialistas a su cargo.

jueves, 29 de abril de 2010

El Maravilloso Mundo de la Telemedicina y la Teleasistencia

Este es otro maravilloso poder de los macacos: han conseguido despersonalizar el mundo de la medicina y, con ello, nos manipulan, nos engañan y su poder va en aumento. Todo hay que decirlo: nos dejamos engañar. No puede haber una medicina más despersonalizada que la de la teleasistencia.

La macaca No-eh-no se siente especialmente orgullosa de la telemedicina y teleasistencia implantada en su reino sanitario de Aragón. Orgullosa de lo modernos y avanzados que somos, lo va contando por toda Europa.

En mi primer lugar de trabajo, eliminaron el laboratorio a cambio del sistema más moderno: la telemedicina y la teleasistencia. Implantaron este modelo en una ciudad a 1 hora del hospital de referencia y a 20 minutos de un hospital grande en otra área hospitalaria. Pero vendieron la ciudad como si fuera una aldea pequeña en un lugar aislado del mundo.

¡No hay nada más bonito y humano en este mundo que hablar con una pantalla de ordenador o televisión! Hasta a mí me lo parece; a mí, que no me gusta hablar ni con un contestador automático telefónico. Pero bueno, todo sea por el dinero y por ahorrarnos médicos, ¡Cómo si no nos costara un pastón la Telemedicina!

Imagináoslo:
Doctor Ordenador: ¿Cómo está hoy, Sr. Tal?
Sr. Tal: Pues... no muy bien. Me duele aquí.
Dr. Ordenador: ¿Aquí, dónde? A ver, levántese que no le veo muy bien.
Sr. Tal: Aquí, aquí... aquí...
Dr. Ordenador: ¿Pero ya se toma las pastillas?
Sr. Tal: Sí, sí, me tomo la pastilla verde, como usted me dijo.
Dr. Ordenador: Bueno, los análisis y la radiografía le han salido muy bien. Siga usted con las pastillas y hasta la próxima visita. Adiós (la pantalla se apaga).

Yo, la verdad, si tengo que hablar con una máquina, ¡mejor me voy a un curandero! Éste por lo menos te escucha.

lunes, 26 de abril de 2010

El Maravilloso Mundo de las Normas ISO

Con las Normas ISO, el jefe del laboratorio y los macacos del hospital habían descubierto un maravilloso mundo de posibilidades amenazantes. Ésto les ayudaría a reforzar su poderío.
Había que hacer REUNIONES y en ellas sólo contaba la voz del jefe y sus dos brazos: el derecho, la supervisora de enfermería, y el izquierdo, mi no-compañera. A esta no-compañera el jefe la nombró Responsable de la Calidad. A partir de ese momento, los tres se sintieron las personas más importantes del mundo. Yo no contaba para nada. De hecho, ni me miraban a la cara; no levantaban la mirada de la pantalla del ordenador. No tardaron mucho en eliminarme, los tres, de las reuniones.

Había que anotar las INCIDENCIAS. Las incidencias son las cosas que se han hecho mal. Pero como podéis suponer, los poderosos del laboratorio no hacían nunca nada mal; el resto del personal, sí. O sea, que ellos no tenían nunca incidencias; yo, sí.

Había que hacer AUDITORÍAS INTERNAS. Esto significaba que los tres repasaban mi trabajo y anotaban lo que yo hacía mal. Ellos no hacían nada mal. De algo tenía que servir que la Responsable de la Calidad, el brazo izquierdo del jefe, fuera la que pasaba los datos al ordenador. Yo varias veces manifesté que no me parecía correcto que las auditorías nos las hiciéramos entre nosotros, pero ya podeis suponer de qué me sirvió.

También, ellos decían, habrían AUDITORÍAS EXTERNAS. Yo nunca vi a nadie que viniera a hacer una auditoría externa; los fantasmas se debían de encargar de eso.

Había que anotar las NO CONFORMIDADES. Ésto ya era algo muy gordo; a mí éso me sonaba a expediente. De hecho, era la amenaza más fuerte con que contaban; éso asustaba un montón.

De muestra, un botón: el Asesor sirio, que nos había contado las maravillas de las normas ISO, pronto dejó de ser asesor nuestro. Al Asesor le había caído muy bien el jefe, pero a éste, por alguna razón que desconozco, no le caía bien el asesor.
El Asesor, con mucho cariño de su parte, le regaló al jefe un ordenador para su uso particular. El jefe en su casa tenía una mierdecita de ordenador y el Asesor tenía un ordenador mejor que no usaba y debió de pensar que el jefe agradecería su regalo.
Para que veais la dureza del medio en el que me muevo, al poco tiempo el jefe del laboratorio y la Responsable de la Calidad le hicieron una AUDITORÍA al Asesor y le dieron una NO CONFORMIDAD. Después de eso ya no volvimos a ver al Asesor por el laboratorio.

¡Es todo un juego! ¡Y pensar que nos cuesta un pastón tener contentos a los macacos!

jueves, 22 de abril de 2010

El Psicoterror

La semana pasada leí la espeluznante noticia de los 46 suicidios de la empresa de telefonía France Telecom desde el 2008 hasta ahora, abril del 2010. Me ha impresionado muchísimo. Es una noticia escalofriante y desde que la vi, me levanto cada mañana pensando en los 46 suicidios; no se me quitan de la cabeza. Son muchísimos, por muy grande que sea la empresa. ¡Es una barbaridad! Me recorre un escalofrío por todo el cuerpo, cuando pienso en ellos y en que yo llevo 5 largos años sorteando la delgada línea que separa esta vida de la otra.

Y eso en un país, Francia, donde se empezó a hablar de mobbing mucho antes que aquí. ¿Cómo ha podido sucumbir tanta gente a la muerte? Pensándolo bien no es tan difícil, al contrario de lo que mucha gente piensa. El quedarse a este lado o pasarse al otro, creo que es una cuestión de balance en la estimulación cerebral, aunque más de un sesudo psiquiatra diga que es una cuestión genética.
¡Y encima el director general tiene la cara dura de decir que las muertes no tienen nada que ver con la empresa! ¡Que es culpa de la vida interior de cada trabajador!
Aplicar el psicoterror a una persona, es un atentado contra la salud y la vida de esa persona.

Sabemos que los macacos no tienen escrúpulos, que son mentirosos, manipuladores y maquiavélicos, pero lo que no tiene perdón de Dios es que la sociedad actual se deje engañar y mire para otro lado. Es una vergüenza cómo los sindicatos se han vendido a los macacos.

Por experiencia, yo que he sufrido y sufro el psicoterror en mi cerebro y en mis carnes, sé que cuando se da en el trabajo, éste se convierte en una obsesión. No te lo puedes quitar de la cabeza ni de día ni de noche. El cerebro está continuamente haciendo balance: una parte piensa que tienes que resistir, la otra que es imposible soportar tanto dolor y que tienes que acabar con él como sea. El elemento decisorio es la esperanza. Si tu cerebro ve un atisbo de esperanza para salir del agujero negro en el que te han metido, te quedas a este lado; sino, te vas al otro.

sábado, 17 de abril de 2010

Un laboratorio con mucha Calidad

Ya en el 2006 había muchas críticas de que el hospital no funcionaba bien. Así que a los macacos se les ocurrió que sería una buena idea que el laboratorio tuviera un certificado de cumplimiento de las Normas ISO para distraer al público. La macaca No-eh-no lleva muchos años diciendo que los trabajadores y los pacientes del hospital, así como los políticos de la oposición, somos todos unos mentirosos y que lo único que queremos es dar mala fama al hospital por decir que las cosas no van bien allí. Así que parecía una buena idea pagar por la obtención de un certificado que diría que el laboratorio del hospital tenía muchísima calidad. De ese modo pasaríamos a ser el primer laboratorio de Aragón con un papel que aseguraría que somos maravillosos trabajando y lo bien que hacemos las cosas. 

El problema es que las normas de Calidad ISO son sólo una gestión de papeles y los papeles y la ética cumplen una relación inversamente proporcional. Es decir, a mayor papeleo, menor ética.
Para preparar todo el papeleo vino un asesor, que dio una maravillosa conferencia para convencernos a todos los trabajadores del laboratorio que las normas ISO eran lo más... importante en nuestro trabajo. Nada de hacer bien las cosas, eso no contaba; lo importante era tener en regla los papeles.

El asesor era sirio y como debía estar orgulloso de su país sacó a relucir en la conferencia el Código de Hammurabi. A mí, en ese momento, me dió un vuelco el corazón. Se me disparó la alarma de la intuición y supe que a partir de ese momento las cosas en el laboratorio iban a ir mal y, para mí, muchísimo peor.

Yo del código de Hammurabi me acordaba de las clases de historia. De esa lección se me quedó grabada la ley del talion: "ojo por ojo, diente por diente". Mi intuición lo interpretó como que se iba a establecer un régimen policial en el laboratorio. Y el jefe convertiría la ley del talión en su ley: "el que no está conmigo está contra mí". Como así ha sido.

sábado, 10 de abril de 2010

2º AÑO EN EL HOSPITAL

Este segundo año laboral en el hospital se empezó a mostrar claramente el desprecio del jefe hacia mí y las putadas se intensificaron y se hicieron constantes. Aunque yo, entonces, no entendía lo que estaba pasando; pensaba que me sentía mal por mi culpa y que no era capaz de adaptarme al sistema establecido por él.

En ese año, el macaco Mortero salió del área hospitalaria por la puerta grande y se fue a la vera de la macaca No-eh-no. La No-eh-no se lo llevó a su lado de consejero, en premio a su labor como gestor del área del hospital. Le sustituyó el macaco Mazazo que ayudó mucho al jefe en el mantenimiento de su poder y dominio. Se entendían bien y se hicieron muy amigos los dos.

Se dice que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Pues yo creo que también detrás de un machista que se cree poderoso hay una mujer con ansias de poder, aunque en este caso hay dos. Su brazo derecho es la mujer que maneja el personal técnico. Su brazo izquierdo es una no-compañera mía, con la misma categoría profesional que yo pero que gracias al jefe se siente más importante. Las dos le han acompañado desde el principio de su labor de jefe, le han ayudado siempre, han sido su eco y han ejecutado e impuesto su voluntad.

lunes, 5 de abril de 2010

EN EL HOSPITAL

Aquí me encontré sin comerlo, ni beberlo y sin quererlo. Llegados a este punto os diré que soy especialista en Análisis Clínicos y que trabajo en un laboratorio.

El primer día que me encontré en el hospital le pregunté al jefe del Laboratorio que por qué tenía que estar allí. Encogiéndose de hombros me dijo que me querían allí y se quedó tan tranquilo.

Quería averiguar qué había sucedido para que me impusieran el cambio y decidí ir a preguntárselo al Director. Me dieron cita para hablar con él y me encontré con que no estaba en su despacho a la hora convenida. Esperé y esperé y después de una hora decidí que ya había esperado bastante. Supongo que en ese momento estaban reunidos el macaco Mortero, el Director y el jefe de laboratorio, partiéndose de risa. Ese fue el primer momento en que empecé a darme cuenta de que los macacos siempre dan la callada por respuesta a cualquier cuestión planteada por un trabajador, primate normal y corriente.

Desde ese primer momento, en que me encontré trabajando en el Hospital, empezaron las putadas. El primer día que tenía guardia desde que estaba allí, dejé mis cosas en la habitación que tenía asignada. Hacia el mediodía habían desaparecido los muebles y mis efectos personales, incluida la ropa de calle. Tuve que preguntar al jefe y me envió al Servicio de Lencería. Allí pude recuperar mi bolsa y mi ropa.

Esto era un preludio de todo lo que estaba por venir, aunque en ese momento yo no lo sabía. Ese día decidí que era mejor tomarme las cosas con filosofía y que de ese modo posiblemente pasaría todo y podría volver a trabajar con normalidad. No tenía ni idea de todo lo que me vendría encima.

Ya desde mi estancia en el hospital empezaron mis problemas físicos, paralelamente a mi estado de estrés y alteración mental. Lo primero que me apareció fue una rinitis insoportable y que me ha acompañado todo el tiempo. Esta rinitis se agrava con mi estado de nerviosismo, me tapa los oídos, me produce otitis y, lo peor de todo, hace que no pueda pararme de sonar en todo el día. Con lo cual, tengo a mi familia mareada, aunque al final ya se han acabado por acostumbrar.

Lo segundo, también en ese tiempo, fueron unas abundantes pérdidas de sangre que me produjeron una anemia galopante. Era tal la anemia que yo iba todo el día con el ánimo por los suelos; pero a pesar de todo, lo que hice fue tomar hierro y seguir trabajando.

lunes, 29 de marzo de 2010

SEGUNDO LUGAR DE TRABAJO

Realmente iba todo mal, el trabajo se acumulaba de un día para otro. Pero a mí me tenían vetada la información y la organización. Tal como se dice actualmente, me ningunearon, lo que quiere decir que yo no era nadie. Total, una simple mujer, ¿cómo iba yo a poder ayudar a organizar nada? La información de cómo querían hacer las cosas la comentaba el Jefe, que me había tocado soportar, con mi compañero de entonces (es un decir, lo de compañero) y a mí nada de nada.

Ese no-compañero es un graciosillo machista que de trabajar lo menos posible y si tiene una mujer en quien cargar el trabajo más pesado, pues ideal. Le vino al pelo, total, el jefe es el jefe y si él sale ganando, pues, ¿que más le puede pedir a la vida?

Me pusieron muy nerviosa y casi me vuelvo loca intentando comprender qué pasaba e intentando enderezar el trabajo. Entonces me fue imposible entender qué narices podía suceder. El día a día se complicaba cada vez más y mi equipo de trabajo también estaba cada día más alterado. El caso es que el macaco Mortero y el Jefe lo manejaban todo desde su feudo hospitalario y se lo comunicaban por teléfono a mi no-compañero. Y encima se debían de partir de la risa y debían rebosar de orgullo y poder.

Pero claro, las cosas no iban bien y los médicos se empezaron a quejar y siguieron quejándose. Entonces, ¿qué podían hacer los macacos? Lo que no podían hacer era reconocer que quizás la culpa era de ellos. No, eso no era posible.

Los macacos habían desplegado una gran publicidad sobre la importancia de eliminar mi antiguo lugar de trabajo; sobre lo bien que le iría a la población y sobre lo mucho que ganarían con ello. Se habían reunido con el ayuntamiento de la zona, con los médicos del área, habían hablado por la radio, habían salido en los periódicos, etc. Lo típico, lo que más les gusta a los macacos, foto y palabrería.

¿Qué podían hacer en ese momento? Pues fácil, buscar un chivo expiatorio y qué mejor que aprovechar la mujer sin importancia que se encontraba en medio del fregado. Allí estaba yo y allí me encontré, por primera vez, en medio del mobbing que ya lleva durando 5 largos años y que casi acaba conmigo.

Tres meses me dejaron en aquel lugar. Al tercer mes, el macaco Mortero me envió una carta (tirada sobre mi mesa de trabajo) diciéndome que en aquel sitio yo ya no tenía nada que hacer y que debía ir al hospital. Ni siquiera se dignaron a hablar conmigo.

sábado, 27 de marzo de 2010

ARTEMISA Y LOS MACACOS RHESUS

La historia empezó hace seis años; cuando se instaló en el sistema sanitario, del área en que yo trabajaba, la macaca No-eh-no y su equipo. El nombre le viene al pelo porque todo lo niega, incluso la evidencia más patente. El brazo ejecutor que me tocó entonces fue el macaco Mortero, decidido a machacar todo lo que funcionaba bien y volverlo todo patas arriba.

El equipo de la macaca No-eh-no decidió que en el ambulatorio donde yo trabajaba, desde hacía muchos años, había que hacer cambios y que mi sección debía desaparecer; y en eso se concentró el macaco Mortero. Y así me obligaron a quedarme en otro ambulatorio de la zona.

En el nuevo emplazamiento ya había una persona dirigiendo el equipo de trabajo y decidíó pasarme la parte más pesada. Esta persona era hombre, y nuestro jefe también lo era.

Tengo que aclarar que el equipo de la macaca No-eh-no se componía hasta hace muy poco de una mujer, ella, y el resto eran hombres. Su método de trabajo era, y sigue siendo, un régimen totalmente machista, a pesar de estar dirigido por una mujer. Que el gobierno actual tenga mujeres en su composición es únicamente de cara a la galería; los gobiernos han sido, y siguen siendo, regímenes machistas. Las mujeres no aportan nada de su espíritu femenino, sólo se adaptan al comportamiento masculino.

Con todo ello quiero resaltar que yo estaba, y estoy, totalmente sumergida en un ambiente machista, del estilo: las mujeres a callar y a trabajar, y el jefe es el jefe y siempre tiene razón.

Las cosas no iban bien en mi nuevo emplazamiento. La organización de mi nuevo sitio era realmente desastrosa dado que se había eliminado mi antiguo lugar de trabajo muy rápidamente, sin prever sus consecuencias.

sábado, 13 de marzo de 2010

LOS MACACOS

Los Macacos Rhesus son un grupo de monos que han tenido un papel fundamental en la investigación humana.
En el blog de Eduard Punset hay un video muy interesante sobre este grupo de monos, en REDES nº 46.
Dicen en ese vídeo: Los macacos rhesus encarnarían los peores aspectos de la naturaleza humana. Tanto ellos como nosotros hemos desarrollado una inteligencia fina y maquiavélica que es la clave del éxito.
Es un tipo de mono que comparte con los humanos fuertes tendencias al nepotismo y a las maniobras políticas turbias.

Los macacos rhesus viven en sociedades complejas con fuertes jerarquías de dominancia y lazos sociales de larga duración entre los parientes femeninos. Los individuos compiten constantemente por estatus sociales superiores y el poder que de estos se deriva. Y en esa competición emplean agresividad despiadada, nepotismo y complejas alianzas "políticas”.

Las tácticas usadas por los monos para elevar o mantener su poder no son muy diferentes a aquellas que Maquiavelo aconsejaba usar. Los machos alfa, los cuales gobiernan a alrededor de 50 macacos en su "tribu", emplean amenazas y violencia para apropiarse de los lugares más seguros para dormir, los mejores alimentos, y el acceso a las hembras del grupo con las que desean tener sexo. Como los humanos en situaciones comparables, los monos dominantes emplean la agresión de manera frecuente e impredecible como una forma efectiva de intimidación. Los miembros menos poderosos de estos grupos son marginados y forzados a vivir en las fronteras del área ocupada por el grupo, donde son vulnerables a los ataques de los depredadores. Deben esperar allí a que los demás coman primero, y conformarse con las sobras.

Los monos macacos forman alianzas con los individuos más poderosos, e incluso toman parte en acciones para convertir a monos de los escalones inferiores de la jerarquía en chivos expiatorios, una estrategia maquiavélica que un mono de rango medio puede emplear cuando está bajo el ataque de uno de mayor rango.

lunes, 1 de marzo de 2010

El INICIO

Hasta hace 6 años yo era una mujer relativamente feliz; digo relativamente, porque no creo que la felicidad sea un estado permanente las 24 horas del día y todos los días del año. Todo cambió cuando se estableció en Aragón la nueva consejera de Salud y su equipo. Este equipo se instaló con la idea de hacer desgraciada la vida de los trabajadores a su cargo y con ello disminuyó el nivel de felicidad de la población de Aragón. Y conmigo se ensañaron ferozmente.


A mí me gusta mucho la labor divulgativa de Eduard Punset. Me parece muy interesante todo lo que hace y dice y me he tragado todos los programas de televisión de REDES que han emitido. Pero especialmente me impresionó el de los Macacos Rhesus; vi totalmente reflejados en ellos el espíritu del equipo de la consejera de SALUD. De hecho, creo que el gobierno envía a los centros del poder colonias de Macacos Rhesus para tener controlada a la gente normal, manipularla y aumentar el número de población controlada psiquiátricamente. Es una manera de dominarnos y volvernos dóciles para sus intereses particulares. Lo dicho: hay colonias de Macacos Rhesus infiltradas por todo el país.


Por eso intentaré plasmar aquí lo que es el MOBBING: angustia, amargura y enfermedades físicas y mentales que causa en la gente que lo sufre. Lo haré a través de la historia de Artemisa y los Macacos Rhesus; real como la vida misma.

domingo, 28 de febrero de 2010

Quién soy

Soy Artemisa. Por el momento este será mi nombre, ya que sigo bajo el yugo del Mobbing y Artemisa es el arquetipo con el que mejor me identifico.


Soy mujer y estoy en el grupo de edad que, según las estadísticas de Mobbing, más probabilidad tiene de sufrirlo. Por suerte tengo hijos y mi familia siempre me ha apoyado en todo; aunque por desgracia para ellos, también me acompañan en el sufrimiento.


Mi objetivo en este blog es hacer comprender lo que es el Mobbing y que llegue a la mayor gente posible. Quien dice Mobbing dice Acoso Laboral. El problema del Mobbing es que solo lo entiende la gente que lo sufre, y mucha gente lo sufre sin saberlo. Espero ayudar a comprender qué es lo que se siente.


Hay muchos estudios que versan sobre Mobbing y muchos psicólogos que hablan sobre el tema y algunos profesores que se han hecho famosos; pero todos ellos hablan de estadísticas y solo en tercera persona. El problema de este país, España, es que nadie se mira los estudios realizados por intelectuales y, los que se los miran, siempre superficialmente, pasan de ellos. Aquí pretendo hacer un relato de primera mano.


Trabajo en un Hospital de la red pública de Aragón. En los hospitales trabajamos muchas más mujeres que hombres; pero la mayoría estamos dirigidas por hombres. Y además, los hospitales están dirigidos por políticos. Todo ello hace que un hospital sea una buena coctelera para el Mobbing.