jueves, 22 de noviembre de 2012

¡Qué pandilla de sinvergüenzas!



Me refiero a los macacos: a todos, a los que hacen, por encontrarse en el poder, y a los que dejan hacer, escudándose en el sistema político establecido por ellos. Y los mandamases de los sindicatos, otra pandilla de sinvergüenzas, que dejan hacer y viven de las migajas que les dejan caer los macacos.

Ahora ha salido a la luz que los laboratorios de los hospitales de Aragón se van a privatizar. Perdón, se van a público-privatizar. Los macacos han inventado un término que no existía hasta ahora: público-privado.

Al final se ha publicado lo que yo ya había pronosticado en este blog, que el laboratorio donde yo trabajaba iba a desaparecer. Y digo trabajaba, porque ya hace unos meses que me han echado a la calle: sin empleo, ni sueldo y sin derecho al paro; yo que llevo más de veintisiete años trabajando y cotizando para los macacos.

Lo que no se ha dicho todavía es que el hospital entero desaparecerá y se convertirá en un nuevo centro público-privado. Tiempo al tiempo, todo llegará.

Pero, ¿qué es ese nuevo concepto de empresa público-privada que se han inventado los macacos? Yo lo explicaré aquí, por si alguien no lo tiene claro.

Un empresa público privada es una asociación entre macacos privados, que se llevan los beneficios, y macacos públicos (están en el gobierno), que aportan el dinero para los gastos, y evidentemente ese dinero sale de las arcas que llenamos los humildes trabajadores. O sea, lo repito para que quede bien claro: la gestión la lleva la parte privada, que pasa cuentas a la parte pública, que tiene que pagar por la gestión y tiene que cubrir el mantenimiento de la empresa. Es decir, el gasto para las arcas públicas que llenamos los trabajadores y las ganancias para los macacos y asociados.
Y al paso que vamos, con los actuales macacos, sólo quedarán cuatro gatos para pagarlo todo.

La implantación del sistema es la siguiente:
Para empezar, construyen un centro nuevo o reforman un centro ya existente, adaptándolo a las necesidades del nuevo servicio. En cualquier caso, supone gasto para la parte pública, o sea, dinero del humilde trabajador.

Cuando ya está listo el nuevo centro, echan a la calle a todos los contratados e interinos y se quedan los fijos.
Estos fijos pueden pensar: ¡Qué bien, yo sigo! Pero si de verdad les gusta su profesión, pronto dejarán de estar contentos. A los macacos no les interesa la gente con experiencia, que lleva muchos años trabajando para los hospitales públicos. Así que pronto empezarán a relegarlos a un segundo plano, a ningunearlos y acabarán aparcados en algún lugar recóndito del centro, sin tener gran cosa que hacer. Es un sistema empleado por los macacos para que la gente que no les interesa acabe asqueada y se largue por su propio pie.

En cuanto al personal que emplean en un centro público-privado siempre es escogido a dedo y ha de ser gente joven y con poca experiencia. No tiene sentido hacer oposiciones porque el personal nuevo de estos centros siempre pertenece a la parte privada.
Así que olvidaos de seguir trabajando en uno de estos centros vosotros, actuales interinos y contratados, gente con una cierta edad y mucha experiencia. Para vosotros no hay posibilidad de contrato.

El hospital del que me han echado desaparecerá y pasará a ser un centro sanitario con servicios eficientes para los macacos; es decir, servicios por los que el socio público tiene que pagar dinero al socio privado.
¿Y cómo puede ganar dinero el socio privado de un centro sanitario de este tipo? Pues muy fácil: todos los gastos de instalaciones, de maquinaria, de personal y de mantenimiento corren a cargo de la parte pública que además ha de pagar a la parte privada por la gestión de los servicios prestados a la sanidad pública. El socio privado sólo tiene beneficios. ¡Negocio redondo!

 En eso se ha convertido el Centro de Especialidades donde yo trabajé durante muchos años en el laboratorio y que suprimieron hace ocho años, momento en que comenzó mi mobbing. Y ese centro público-privado lo construyó y puso en marcha la macaca No-eh-no y su equipo.
Los actuales macacos no hacen más que continuar la privatización que comenzaron los macacos socialistas.

Lo dicho: ¡Pandilla de sinvergüenzas!