domingo, 15 de enero de 2012

¿Por qué a mí?

Durante mucho tiempo, desde que comenzó el mobbing, me ha dado vueltas y más vueltas en la cabeza, la pregunta: ¿por qué me ha pasado esto a mí? Sobre todo en los momentos más difíciles de soportar, era un pensamiento recurrente; no me lo podía quitar de la cabeza.

Cuando se está en una situación tan estresante, los pensamientos giran y giran en la cabeza, siempre los mismos; no te dejan concentrar durante el día, ni dormir durante la noche.

Debe de ser una pregunta normal, en situaciones como la mía, porque el psicólogo, que me trata ahora, me preguntó si me lo había cuestionado.

El cerebro necesita entender qué pasa, para poder resolver la situación; para poder curar la mente y el cuerpo. Con razón se dice: mente sana en cuerpo sano.

Con el tiempo, mi cerebro ha encontrado la respuesta: he topado con un acto de machismo puro y duro.

Que el Capitán de Hierro es muy machista es algo conocido en todo el hospital, pero una persona sola no hace nada en este mundo.

Para hacer su trabajo, cuenta con la Sargento de Hierro, la Coordinadora de ese gran engaño que es el “Programa de la Calidad”. Está tan identificada con el Capitán, que sus pensamientos están integrados con los de él hasta tal punto, que cuando habla uno de los dos no se puede distinguir a qué cabeza pertenecía el pensamiento original.

La otra gran ayuda es el Cabo de Hierro, la Supervisora, que lo adora, lo idolatra.

Trabaja como una burra, para que todo esté al gusto y capricho del jefe. Cuanto más trabajo dedica a satisfacer el ego del jefe, más orgullosa e importante se siente. Le ha dedicado tanto tiempo y esfuerzo, que cuando tenga que dejar el puesto de Supervisora su vida carecerá de sentido.

No soy la primera trabajadora que ha sufrido el machismo en este laboratorio, pero sí la que más ha resistido; otras se han marchado.

Ahora que mi cerebro ha resuelto el dilema, me encuentro mejor. Solucionar mis problemas físicos es sólo cuestión de tiempo.