domingo, 17 de mayo de 2015

El macaco Consejero de Sanidad


Es el Jefe de todo el sistema sanitario de Aragón y actualmente el cargo es ocupado por el macaco pepero Oliva. Su nombre le viene como anillo al dedo, por el hueso que tiene por corazón y por el aceite que circula por sus venas que le hace resbalar cada vez que dice o hace algo.
   
En teoría es el que manda, y digo en teoría porque en realidad es un pelele del sistema.
Por muy orgulloso y satisfecho que se sienta de haber llegado donde ha llegado, un hecho que previsiblemente no se volverá a repetir, es un pelele.

Un gran pelele, pero pelele al fin y al cabo.

Es una marioneta de los intereses de su partido, de su jefa y de sus jefecillos subalternos, es decir, también lo es de aquellos a los que en teoría manda.

Y es por eso que un jefecillo sin importancia, de un laboratorio sin importancia para el macaco Consejero, ha conseguido que el gran jefe esté a merced de sus caprichos.

Un Consejero que pasará a la posteridad por su frase lapidaria: “Todos somos minibárcenas”, en alusión al gran macaco estafador de su partido político.

Nadie sabe si ese “todos” se refiere a todo el mundo o simplemente a todos los políticos.

Lo que si está claro es que actualmente todos los políticos son minibárcenas.

Y entre la población no política, hay muchísima gente que no es minibárcenas. Muchísima gente que tiene ética y moral y cuyo interés es arreglar una sociedad que ha sido destrozada por los macacos.

Y como gran pelele que es, firmó y me dio la gran patada por primera vez.

Firmó por ordeno y mando de sus jefecillos subalternos, sin mirar ni uno, ni medio de los documentos presentados por mí. 

Gracias a él, según el primer expediente, me echaron a la calle por dos años y medio.

Y ahora ha vuelto a firmar otra vez, por ordeno y mando de sus jefecillos subalternos, y sin mirar ni uno, ni medio de los documentos que yo le he presentado.

Gracias a él, según el segundo expediente, me echarán a la calle dos años y medio más.

En total cinco años a la calle, sin derecho a nada.

¡Cómo si no hubiera trabajado en la vida! Yo, que llevo un montón de años trabajando.

Y así rematará la gran patada.

Y así es como un jefecillo maquiavélico insignificante convenció al satánico Gerente de un hospital insignificante, de que yo era una persona peligrosa para los intereses macaquiles, y el diabólico Gerente convenció al macaco Director Gerente de que yo era extremadamente peligrosa y que me tenían que echar del trabajo inmediatamente y sin dilación.

Y así fue que el macaco Director Gerente resolvió que me echaran a la calle e hizo que el pelele macaco Consejero firmara mi despido.

Y así es como un jefecillo maquiavélico insignificante se siente orgulloso y satisfecho de haber podido conseguir que el gran jefe, el pelele macaco Consejero, se haya puesto a sus pies, y a disposición de sus intereses particulares.      

¡Muchas Gracias gran macaco Consejero Oliva!

¡El más grande y miserable de los macacos!

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