¡Cómo me revienta pensar
que el satánico, y temporalmente poderoso, Elangelito estará frotándose las
manos, lleno de orgullo y satisfacción por haber conseguido su estúpido
capricho de echarme del trabajo!
Sólo me consuela que
después de las elecciones, y por el cambio de color macaquil, él también
perderá su trabajo de Gerente del hospital.
Pero, si hay algo que me
revuelve las entrañas, y mucho, muchísimo, es que a él le seguiremos pagando su
sueldo de Gerente para el resto de su vida.
¡Qué gran robo del erario
público!
¡Qué gran poder hemos
otorgado a los macacos para arruinarnos legalmente!
Y todo porque el sistema
judicial está compinchado con ellos, y actúan con total impunidad.
Dicen que de todo hay en
la viña del Señor y por tanto supongo que habrá jueces legales, aunque
presupongo que pocos, pues a mí me han tocado hasta ahora los peores.
El juez que dictó el
levantamiento de la medida cautelar es el mismo que, en su momento, me la
concedió y después dictó Sentencia en contra mío.
Todo lo acuerda y firma
el Ilustrísimo Señor Don Blanco MAGISTRADO-JUEZ. Un magistrado que de blanco
sólo tiene el nombre, porque su interior es bien diferente.
El del levantamiento de
la medida cautelar, es un auto deleznable y muy agresivo que me deja como un
trapo sucio, sin ninguna justificación. Está escrito con saña y parece que haya
descargado en él toda la rabia que albergaba en su interior el día que lo
escribió.
En el auto relata con
entusiasmo orgiástico toda una colección de sandeces, las mismas que escribió
en la Sentencia, que el Ilustrísimo dice que yo he hecho a lo largo de los años
que cubre el expediente y años anteriores. Las relata como un disco rayado, tal
cual se las contaron los macacos Gerentes del hospital, y sin haber comprobado
ni una.
Pero lo más interesante
de este auto, lo que demuestra la calaña del juez, son las opiniones gratuitas
vertidas en él
Yo voy a poner a
continuación las palabras textuales, para que no se diga que las malinterpreto.
Ante la alegación de mi abogado
diciendo que el levantamiento de la medida cautelar supondrá un desprestigio
profesional, el juez escribe:
“Frente a todo ello (la
retahíla de infracciones que dice yo he hecho), es cierto que puede suponerle
un menoscabo en su prestigio profesional, pero el mismo ya está dañado por su
propia conducta, que es generalizada, como se ha visto, generando situaciones
conflictivas con muchas personas del equipo, y no se ve que la suspensión
efectiva añada mucho más a la sentencia judicial, por provisional que la misma
sea…”
¿Será posible?
¿Desprestigiada yo por mi conducta? ¿Cómo ha comprobado eso?
¿Se ha dignado a pasar
por el hospital donde yo trabajo a preguntar si estoy desprestigiada o no? ¿O
es que tiene una bola de cristal?
Pues nada de eso, mis queridos
lectores: no estamos ante un gran mago adivino. Lo que sucede es que este
Ilustrísimo Señor (que no diga que le falto al respeto) tiene una vena peperil y sólo tiene oídos para sus
amigos macacos peperos.
Y, en mi caso, se nota
que ha habido juego sucio a espaldas de mi abogado. Porque lo que sí es seguro
es que mi expediente no se lo ha mirado ni por el forro.
Mire, Ilustrísimo Señor:
mi desprestigio está sólo en su cabeza. Es usted y sólo usted el que
continuamente ha intentado desprestigiarme. Algo que yo supongo le han
transmitido los macacos, que son los que intentan desacreditarme a toda costa.
La verdad es que este
Ilustrísimo Señor trata con gran saña mi caso y me da por juzgada, como si lo
que él dijera fuera a misa.
Me da por ajusticiada por él y punto final: ¡palabra de juez!
Ciertamente, es preciso que exista una mayor conciencia social, sobre todo en jueces, abogados e inspectores de trabajo, respecto al alcance y la gravedad del mobbing como auténtica lacra social.
ResponderEliminarhttp://www.laboralistas.accionlegal.net/abogados-especialistas-mobbing.html
El problema no es la falta de concienciación social, sino la miseria humana que corroe toda la sociedad y que está concentrada en los políticos en grado superlativo.
EliminarEn cuanto alguien denuncia alguna irregularidad en la administración pública toda la administración y la justicia se le echa encima. Siempre se mata al mensajero porque los políticos son unos sinvergüenzas que quieren hacer lo que les de la gana, todo para su provecho y matan al mensajero para que sus chorizadas no salgan a la luz.
Y la justicia está al servicio de los políticos.
Por mucho que os esforceis los abogados los casos que toquen a la administración no tendrán éxito.
Ciertamente, es preciso que exista una mayor conciencia social, sobre todo en jueces, abogados e inspectores de trabajo, respecto al alcance y la gravedad del mobbing como auténtica lacra social.
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