Es tan importante como el
actor principal. De hecho, es la que en muchas ocasiones da la cara por su
querido Capitán, a diferencia de éste, que suele dar puñaladas traperas. Llevan
tanto tiempo juntos que piensan igual, y la Sargento es el eco del Capitán. Se
complementan muy bien.
Es un personaje con mucha
testosterona en el cuerpo, la cual le da mucha marcha y seguridad en el mundo
machista en el que nos movemos.
Es una acosadora nata, lo
hace por propia voluntad, por prepotencia, por la sensación de poder que le da,
por satisfacción personal y por diversión. Sí, sí, ¡la diversión es lo más
importante de todo!
Porque, ¡qué divertido es
pasar justo por mi lado y dejar caer un “tonta”, “estúpida”!, con un tono de voz
bajito, de manera que sólo lo pueda oír yo. ¡Cómo te llena eso de satisfacción!
O, ¡qué bien te lo
pasabas cuando yo estaba trabajando y te juntabas justo detrás mío, con mis
no-compañeros, a hablar y a reírte a carcajadas! ¿Qué querías, que viera lo feliz
que eras? Pues bien, puedes estar satisfecha, sí que lo veía.
O, cuando me acusaste de
agredirte, al macaco Gerente, y éste me envió a casa una carta amenazante, por
portarme mal. ¡Ésa sí que fue buena!, porque fuiste tú la que me agrediste a
mí. ¿Te acuerdas?
O, ¡qué puede ser más
divertido que montar reuniones maquiavélicas de trabajo a las que tengo
prohibida la asistencia! Lógico que no me dejéis asistir, porque no hay mejor
manera de ponerme verde, y coordinar vuestras mentiras contra mí, que una
reunión de trabajo. ¡Qué buena diversión es esa! Mejor que ver una película, ya
que así la película la montáis vosotros.
Pero, lo que ya fue el
sumun de la diversión, fue el día que el macaco Director montó la orgía
acusadora y acosadora. ¿Te acuerdas de aquella reunión-orgía? ¿Te acuerdas
cuántas veces repetiste que yo llegaba tarde y que había días que no llegaba?
¿Recuerdas que dijiste que 25 veces dirías, en cualquier lugar del mundo, que
yo llegaba tarde?
¡Ja, ja, ja! ¡Eso sí que
fue una buena diversión! Sobre todo considerando que eras tú y no yo la que
llegaba tarde. ¿Te acuerdas que, por entonces, llegabas a las 9h, es decir, una
hora tarde y que el Capitán aún llegaba más tarde que tú? ¿Y te acuerdas que el
Capitán y tú no parabais, y seguís sin parar, de cogeros días de fiesta sin
justificar?
¡Qué felicidad la
vuestra, la de aquel día! Conseguisteis que el macaco Director me obligara a
fichar a partir de entonces. He sido el único facultativo, en toda la historia
del hospital, que ha sido obligado a firmar. ¡Podéis sentiros orgullosos de
vuestro logro!
¿Te acuerdas del macaco
Molino y lo amiga que te hiciste de él? Fue una pena que tuviera que marcharse del
hospital, ¿verdad? ¡Cuánto poder te daba, cuando el Capitán faltaba al trabajo!
Entonces sí que te sentías la Jefa del Laboratorio.
Y… ¿Te acuerdas cómo
recurrías al macaco Molino, cuando faltaba el Capitán, para que me obligara a hacer
un trabajo que no me correspondía y que yo no podía hacer porque ya estaba
ahogada de trabajo? ¡Entonces sí que te sentías poderosa! ¡Qué tiempos
aquellos! ¡Qué orgullo y qué felicidad!
Y… ¿Te acuerdas del día
que le pudiste soltar a la Instructora de mi expediente toda la sarta de
mentiras que habíais estado preparando durante tiempo entre todos? Ese día
vomitaste todo el veneno que llevabas dentro. Total, sabías que la Instructora
no había venido a buscar la verdad, sino a buscar cosas de las que poderme
acusar.
¡Qué descansada te
quedaste!
¡Qué importante,
orgullosa y satisfecha te sentiste ese día!
¡Qué tiempos aquellos tan
felices para ti y tan miserables para mí! ¡Qué lástima que no puedan volver!,
¿verdad?
Pues nada, aquí te dejo
unos buenos y divertidos recuerdos, para que te sigas divirtiendo mientras
puedas.
Pero recuerda que la
última carcajada aún no está echada.
Admiro tu gran fortaleza, porque hay que tener mucha para aguantar esa clase de desprecios... Pero piensa una cosa, tú eres más fuerte que ellos, ya que está claro que esta clase de individuos que basan su satisfacción en intentar hacerle la vida imposible a otras personas, son completamente infelices y extremadamente débiles. Mucho ánimo.
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias!
EliminarSe que soy fuerte porque he aguantrado diez años, pero te aseguro que se pasa muy mal.
La salud se resiente mucho, aunque gracias a Dios me estoy recuperando.
Si he aguantado es porque creo en el dicho: "A todo cerdo le llega su San Martín" y estoy convencida que San Martín está a la vuelta de la esquina.
Seguiré contando, que de momento esto no es nada.