viernes, 7 de marzo de 2014

Actor principal. El capitán de hierro.


Es el acosador principal. Él inició la agresión psíquica y la violencia verbal contra mí y se puede decir que es un experto en el maltrato emocional. Desde el momento en que entré en su laboratorio, empezó a maquinar la forma de echarme de él.
Es un personaje tóxico que intenta manipular a todos los que están a su alrededor para sacar ventaja de la situación en que se encuentra, a cualquier precio y sin escrúpulos.

El maltrato emocional, la agresión psíquica, la violencia verbal, la tortura mental y la manipulación emocional son formas invisibles de violencia que algunas personas utilizan para conseguir lo que quieren, o para tener a una persona bajo su dominio. Hay personas que recorren al maltrato encubierto como una manera de vivir y subsistir.
La violencia verbal es la manera más fácil de rebajar a la víctima y hacerle sentir que no vale nada. Y encima no está mal vista por la sociedad machista en la que vivimos.

Descalificar, gritar, insultar y amenazar, junto con la mentira, la manipulación y el engaño son parte del folclore del acosador. Su seguridad y autoestima se nutre del daño y la humillación que pueda ocasionar a su víctima, aumentando así su satisfacción emocional.

El Capitán no ve a la gente como personas, es decir como alguien a quien se ha de tratar con respeto, sino como objetos, y como cosas que él puede utilizar para su placer y beneficio. En él la empatía brilla por su ausencia, para él los trabajadores somos máquinas a su servicio y los pacientes son sólo números a los que corresponden unos resultados.

Todo su interés radica en las máquinas, es lo único importante para él.
En un tiempo de crisis como el actual, en el que hay desabastecimiento de material y de medicamentos en muchos centros sanitarios del reino, el Capitán gracias a sus buenas relaciones con los macacos ha conseguido un nuevo y grande aparato de análisis para su querido laboratorio. Y precisamente nada barato.

El lugar donde trabajamos no es muy grande, pero está embutido de aparatos y eso es lo que hace importante a su querido laboratorio.
Casi no hay espacio para que se muevan las trabajadoras entre tanto trasto y el aire está permanentemente viciado, pero ¿qué importa eso? Al fin y al cabo, todos somos máquinas menos el Jefe, y éste ya tiene su despacho independiente.

Lo importante es que en estos momentos el Capitán está henchido de orgullo y muy contento. No parece que nada nuble su felicidad. ¿Verdad, Jefe?

2 comentarios:

  1. Te deseo mucha fuerza y todo el ánimo del mundo. Hay muchas personas que te apoyan. Me gustaría que algún día comentaras algo sobre la segunda de abordo...

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    1. Muchas gracias.
      Todo llegará a su debido tiempo.

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