Es el acosador principal.
Él inició la agresión psíquica y la violencia verbal contra mí y se puede decir
que es un experto en el maltrato emocional. Desde el momento en que entré en su
laboratorio, empezó a maquinar la forma de echarme de él.
Es un personaje tóxico
que intenta manipular a todos los que están a su alrededor para sacar ventaja
de la situación en que se encuentra, a cualquier precio y sin escrúpulos.
El maltrato emocional, la
agresión psíquica, la violencia verbal, la tortura mental y la manipulación
emocional son formas invisibles de violencia que algunas personas utilizan para
conseguir lo que quieren, o para tener a una persona bajo su dominio. Hay
personas que recorren al maltrato encubierto como una manera de vivir y
subsistir.
La violencia verbal es la
manera más fácil de rebajar a la víctima y hacerle sentir que no vale nada. Y
encima no está mal vista por la sociedad machista en la que vivimos.
Descalificar, gritar,
insultar y amenazar, junto con la mentira, la manipulación y el engaño son
parte del folclore del acosador. Su seguridad y autoestima se nutre del daño y
la humillación que pueda ocasionar a su víctima, aumentando así su satisfacción
emocional.
El Capitán no ve a la
gente como personas, es decir como alguien a quien se ha de tratar con respeto,
sino como objetos, y como cosas que él puede utilizar para su placer y
beneficio. En él la empatía brilla por su ausencia, para él los trabajadores
somos máquinas a su servicio y los pacientes son sólo números a los que
corresponden unos resultados.
Todo su interés radica en
las máquinas, es lo único importante para él.
En un tiempo de crisis
como el actual, en el que hay desabastecimiento de material y de medicamentos
en muchos centros sanitarios del reino, el Capitán gracias a sus buenas
relaciones con los macacos ha conseguido un nuevo y grande aparato de análisis
para su querido laboratorio. Y precisamente nada barato.
El lugar donde trabajamos
no es muy grande, pero está embutido de aparatos y eso es lo que hace
importante a su querido laboratorio.
Casi no hay espacio para
que se muevan las trabajadoras entre tanto trasto y el aire está
permanentemente viciado, pero ¿qué importa eso? Al fin y al cabo, todos somos máquinas
menos el Jefe, y éste ya tiene su despacho independiente.
Lo importante es que en
estos momentos el Capitán está henchido de orgullo y muy contento. No parece
que nada nuble su felicidad. ¿Verdad, Jefe?
Te deseo mucha fuerza y todo el ánimo del mundo. Hay muchas personas que te apoyan. Me gustaría que algún día comentaras algo sobre la segunda de abordo...
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarTodo llegará a su debido tiempo.