Bonito nombre ¿no?
Parece que algo santo tiene que ser bueno para nosotros, los pobres mortales.
Pues rotundamente no. Huid de todo lo que lleve el adjetivo de santo o sagrado
como de la peste. Eso sólo es bueno para la Serpiente Sacra.
La Santa Alianza es el
servicio de espionaje del Vaticano y se fundó en el mismo año que el Papa se
instaló en Roma con la connivencia del Sacro Imperio Romano Germánico.
No voy a señalar todos
los actos criminales de estos satánicos que se hacen pasar por santos; lobos
con piel de cordero. No, porque ya hay un libro, muy extenso, escrito por Eric
Frattini titulado La Santa Alianza. Cinco Siglos de Espionaje Vaticano de 464
páginas y seguro que se deja cosas en el tintero.
Dice Frattini en su
libro “Desde 1566, año de la fundación del servicio de espionaje papal, hasta
nuestros días, la Santa Alianza y su contraespionaje, el Soladitium Pianum, han
asesinado a reyes, políticos y financieros como Enrique IV de Francia o Roberto
Calvi; se han visto involucrados en revueltas y revoluciones; han financiado a dictadores
y apoyado golpes de Estado; han creado sociedades secretas para cometer
asesinatos selectivos; han traficado con armas; han apoyado a dos bandos en
conflicto; han ayudado a escapar a criminales de guerra nazis y han provocado
quiebras bancarias y financieras, todo ello en nombre de Dios y de la fe
católica por mandato del Sumo Pontífice”.
El Papado, dice
Frattini fue un actor privilegiado durante el Renacimiento, uno de los
protagonistas de la Reforma y la Contrarreforma, la Revolución francesa y la
era industrial, del ascenso y la caída del comunismo.
Napoleón comparaba la
fuerza de un solo Papa con la fuerza de un ejército de 200.000 hombres. Adolf
Hitler consideraba el Papado como uno de los oficios más peligrosos y delicados
de la política mundial.
El Vaticano ha actuado
siempre con dos caras a lo largo de toda la historia, una engañándonos
presentándose como bueno, como la cabeza de Cristo en todo el mundo y otra,
como una de las mayores organizaciones políticas del planeta.
El historiador
católico Lord Acton tras un viaje a Roma en 1887 dijo que “el poder tiende a
corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Pero es que el Papado y
sus acólitos siempre tuvieron un poder absoluto en todo el mundo.
Otro historiador,
Carlo Castiglioni, autor de una enciclopedia sobre los papas escribió que “La
triple tiara que portan los pontífices simboliza sin duda alguna el poder de
éstos en el cielo, en la tierra y en el inframundo”. Según Frattini esta
afirmación sería fácil de explicar… “En el cielo el Papa tiene a Dios, en la
tierra el Papa se tiene a sí mismo y en el inframundo, el Papa tiene la Santa
Alianza”.
Fueron muchos los
poderosos jefes del espionaje pontificio que decidieron y ordenaron, siempre en
defensa de la fe (cualquier escusa es buena para estos satánicos personajes),
operaciones encubiertas, asesinatos políticos y de Estado o simples
liquidaciones de personajes secundarios que interferían en la política del Papa
de turno y en la de Cristo en la tierra.
Sigue diciendo
Frattini¸”Se asesinó a reyes, se envenenó a diplomáticos, se apoyó a bandos en
conflicto como norma de la diplomacia pontificia, se cerraron los ojos ante catástrofes
y holocaustos, se financió a grupos terroristas y a dictadores sudamericanos ,
se protegió a criminales de guerra y se lavó dinero de la mafia, se manipularon
mercados financieros y se provocaron quiebras bancarias, se condenaron
conflictos mientras se vendían armas a los combatientes , todo ello en nombre
de Dios, y la Santa Alianza y el Sodalitium Pianum fueron sus herramientas”.
Sigue diciendo…
“Durante estos últimos cinco siglos de existencia, sociedades secretas
dependientes de la Santa Alianza , como el “Círculo Octogonus” o la “Orden
Negra” han realizado operaciones encubiertas para servicios de espionaje de
otros países como el Mossad Israelí o la CIA estadounidense”
Y sus agentes lo han
hecho sin rechistar, porque como dijo el todopoderoso cardenal Paluzzo Paluzzi,
jefe de la Santa Alianza a mitad del siglo XVIII, “si el Papa ordena liquidar a
alguien en defensa de la fe, se hace sin preguntar. Él es la voz de Dios y
nosotros (La Santa Alianza) su mano ejecutora”.
Frattini solo nos
cuenta la política papal de altas esferas, pero el Vaticano tiene otra parte
muy turbia y barriobajera que afecta al común de los mortales. Esta actividad
mafiosa barriobajera ha salido a la luz por el documental de Netflix, “La chica
del Vaticano”.
Este documental va
sobre Emanuela Orlandi que desapareció de la Ciudad del Vaticano en 1983. Su
hermano lleva décadas intentando descubrir qué le sucedió y el Vaticano siempre
le ha bloqueado el paso a la investigación. En el documental salen a la luz los
asuntos turbios barriobajeros del Vaticano, como negocios mafiosos y de abusos
sexuales.
Y el pobre hombre, el
hermano de Emanuela, que no puede parar de querer descubrir que le pasó a su
hermana dice que él se pensaba que vivía en el país más seguro del mundo.
Y es que el satánico
Vaticano nos ha tenido muy bien engañados.
Desde sus orígenes el
servicio de espionaje papal contaba entre sus filas con un gran número de
jesuitas, que como ya he dicho anteriormente son el ejército del Vaticano y
nunca jamás han dejado de hacer “de las suyas”. La Compañía es un criadero de
mentes retorcidas y malvadas.
Frattini finaliza su
libro diciendo: “Hoy, cuando ya estamos en el siglo XXI, nadie conoce los
servicios secretos vaticanos, como la Santa Alianza. Ahora en el mundo del
espionaje el servicio secreto pontificio, espionaje y contraespionaje, es
denominado “La Entidad”. Pero, se llame como se llame, sigue manteniendo
intactos aún hoy los mismos principios con los que fue creado: la defensa de la
fe, la defensa de la religión católica, la defensa de los intereses del Estado
Vaticano y la suma obediencia a su Santidad el Papa continuarán siendo los
cuatro grandes pilares que le permitirán sobrevivir hasta en lo más oscuro de
la futura historia, porque mientras la iglesia católica continúe transmitiendo
la fe hasta lo más recóndito de la tierra, “La Entidad” seguirá estando al
acecho de cualquier enemigo que pueda aparecer en el camino del Sumo Pontífice
o de su política”.
Mientras haya fieles
católicos ellos seguirán matando y extorsionando.
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