miércoles, 5 de julio de 2023

La Satanísima Inquisición

 

Con la invasión francesa de Iberia por parte de Felipe d’Anjou se dio paso al comienzo de la matriz del Nuevo Mundo. Pero, toda nueva civilización se funda sobre los cimientos de otra y por tanto tenían que aniquilar y hacer desaparecer completamente todo rastro del Mundo Antiguo.

El Imperio Sacro Romano necesitaba un proyecto común que ligara a la nueva sociedad y que la subyugara al poder. Para ello reinventaron a Cristo e idearon el Renacimiento.

En ese momento la población ibérica se componía de pueblos de origen semita y otros de origen eslavo. Mayoritariamente profesaban la religión hebrea, pero se practicaba también otras religiones consideradas cristianas primitivas, como el arrianismo o el nestorianismo. Todas esas religiones tenían que desaparecer por ordeno y mando del Vaticano.

El Vaticano necesitaba agrupar todo el nuevo país en una sola religión, porque gente con creencias diferentes no se pueden dominar y llevar por el camino de la esclavitud. Había que conseguir una unidad total a prueba de fuego.

La misma palabra religión define su función. Viene del latín religare, lazo, que quiere decir volver a ligar, unir, enlazar. Es unir a los que antes estaban separados con el fin de formar una comunidad.

Con ese fin en mente, En 1725 y no antes, se funda la Compañía de Jesús en Roma (IHS). Las siglas significan varias cosas, según interesen, “Iesus Humilis Societas”(Compañía Humilde de Jesús), “Iesus Hominum Salvator” (Jesús Salvador del Hombre) y “In Hoc Signo (vinces) (Con este Signo vencerás). Fue creada coincidiendo con las negociaciones de paz de toda Europa que acabaron con el tratado de Viena de 1725.

Entre los años 1734-1743 se construyó el Palacio del Virrey  junto al Palacio Real de Barcelona y se ubicó allí la Satanísima Inquisición y la Real Audiencia. Se apropiaron del Archivo Real de Barcelona, que a partir de entonces fue controlado por los jesuitas.

No voy a hablar de los métodos inquisitoriales, porque de eso ya se ha escrito mucho. Sólo diré su finalidad.

Su fin primordial era hacer desaparecer todo vestigio de civilización anterior. Es decir quisieron hacer, e hicieron, un reseteo total. Esto los jesuitas lo trabajaron de dos formas, por una parte, dijeron a la gente que Cristo había venido al mundo, que el Papa era la cabeza de Cristo y que debían obedecerle y además, que debían abandonar sus prácticas religiosas antiguas, ya fueran hebreas o de cristianismo primitivo. Todas las religiones antiguas pasaron a considerarse como paganas. Quien no se uniera al Papa debía ser exterminado y expropiadas sus posesiones.

De esta manera la Compañía de Jesús consiguió muchas riquezas y muchas propiedades para ellos y para el Papa. Además dejaron un montón de huérfanos que como no tenían modo de subsistencia no tuvieron más remedio que entrar en Órdenes religiosas. O séase que así aumentaron el ejército Papal. Muchísimos huyeron hacia Europa o América y algunos se volvieron a encontrar tiempo después con el mismo problema.

Por otra parte, tenían que retorcer y manipular la Historia antigua hasta hacerla irreconocible. Para eso se inventaron los mitos e insertaron una buena sarta de mentiras y lo que es más importante se inventaron la Cronología histórica antigua para que no supiéramos qué y cuándo había pasado lo que ellos escribieron.

El Vaticano había requisado la biblioteca de Alejandría, que en realidad era el conjunto de bibliotecas creada en Tierra Santa. Con el control de los Textos Sagrados (la historia del Imperio) se proponía el ambicioso proyecto de reescribir la historia y crear una nueva cosmovisión del pasado, de manera que tuviera un impacto global.

Se inició, en el siglo XVIII, el trabajo de la reconstrucción de la historia a gran escala.

Tras la fundación de la Compañía se encuentra un Papa Farnese especial, el Papa Paulo III; de nombre Alessandro Farnese (Papa entre los años 1719 y 1734), es el hermano de la famosa amante del Papa Rodrigo Borja, Giulia Farnese. Y son los mismos Farnese que otorgan los poderes al duque d’Anjou para que poseyera  Iberia.

Para la creación del Nuevo Mundo el Papa hizo exterminar a los Templarios y las antiguas Órdenes de Caballería que fueron pasadas todas por el fuego de la Inquisición. Y creó la Compañía de Jesús como una orden militar a su servicio. El jefe de esta organización mafiosa tiene el cargo de “General”. Son tan sádicos y destructores como cualquier ejército.

Hay un escritor español que ha escrito mucho sobre la turbamulta inquisitorial que circulaba en el siglo XIX. Este es Benito Pérez Galdós que nació en el año 1843. Dejó escrito en las Memorias de un Desmemoriado: …“¡Ah! Diga usted que mi abuelo materno era secretario del Tribunal de la Santa Inquisición existente entonces (1776). Eso es muy interesante: ¡llevo sangre de inquisidores!” 

La represión sobre los hebreos fue tan eficaz que para mediados del siglo XIX se había desterrado toda práctica que no estuviera de acuerdo con el cristianismo romano, y desapareció hasta la memoria de haber pertenecido a ese colectivo. En las familias se mantuvo un silencio sepulcral sobre el hecho de ser converso en la transmisión de la memoria familiar a los hijos.

Nos cortaron el linaje familiar de cuajo y nos robaron nuestra soberanía personal. Simple y llanamente, pasamos a ser esclavos del Papa en cuerpo y alma.

Creada la matriz en Iberia (España y Portugal), la Inquisición se repartió por todo el mundo. En Inglaterra los reyes alemanes tomaron el modelo ibérico para crear su Inquisición anglicana que hizo desaparecer la población autóctona; una gran mayoría se fueron a Norteamérica.

En España la Inquisición se abolió en 1834.

Sin embargo, nunca despareció la Inquisición del todo. La Congregación Romana sigue activa hoy en día con el nombre de la Congregación para la doctrina de la Fe.

La antigua Inquisición no desapareció para dejar paso a la libertad de consciencia; desapareció porque la reorganización de las relaciones entre la esfera eclesiástica y civil destruía el medio que necesitaba para seguir sobreviviendo. La sociedad civil pedía a gritos que el Papa eliminara la Compañía.

Reinventarse o morir. ¡Se reinventaron!

 

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