Con la invasión
francesa de Iberia por parte de Felipe d’Anjou se dio paso al comienzo de la
matriz del Nuevo Mundo. Pero, toda nueva civilización se funda sobre los
cimientos de otra y por tanto tenían que aniquilar y hacer desaparecer
completamente todo rastro del Mundo Antiguo.
El Imperio Sacro
Romano necesitaba un proyecto común que ligara a la nueva sociedad y que la
subyugara al poder. Para ello reinventaron a Cristo e idearon el Renacimiento.
En ese momento la
población ibérica se componía de pueblos de origen semita y otros de origen
eslavo. Mayoritariamente profesaban la religión hebrea, pero se practicaba
también otras religiones consideradas cristianas primitivas, como el arrianismo
o el nestorianismo. Todas esas religiones tenían que desaparecer por ordeno y
mando del Vaticano.
El Vaticano necesitaba
agrupar todo el nuevo país en una sola religión, porque gente con creencias
diferentes no se pueden dominar y llevar por el camino de la esclavitud. Había
que conseguir una unidad total a prueba de fuego.
La misma palabra
religión define su función. Viene del latín religare, lazo, que quiere decir
volver a ligar, unir, enlazar. Es unir a los que antes estaban separados con el
fin de formar una comunidad.
Con ese fin en mente, En
1725 y no antes, se funda la Compañía de Jesús en Roma (IHS). Las siglas
significan varias cosas, según interesen, “Iesus Humilis Societas”(Compañía
Humilde de Jesús), “Iesus Hominum Salvator” (Jesús Salvador del Hombre) y “In
Hoc Signo (vinces) (Con este Signo vencerás). Fue creada coincidiendo con las
negociaciones de paz de toda Europa que acabaron con el tratado de Viena de
1725.
Entre los años
1734-1743 se construyó el Palacio del Virrey
junto al Palacio Real de Barcelona y se ubicó allí la Satanísima
Inquisición y la Real Audiencia. Se apropiaron del Archivo Real de Barcelona,
que a partir de entonces fue controlado por los jesuitas.
No voy a hablar de los
métodos inquisitoriales, porque de eso ya se ha escrito mucho. Sólo diré su
finalidad.
Su fin primordial era
hacer desaparecer todo vestigio de civilización anterior. Es decir quisieron
hacer, e hicieron, un reseteo total. Esto los jesuitas lo trabajaron de dos
formas, por una parte, dijeron a la gente que Cristo había venido al mundo, que
el Papa era la cabeza de Cristo y que debían obedecerle y además, que debían
abandonar sus prácticas religiosas antiguas, ya fueran hebreas o de cristianismo
primitivo. Todas las religiones antiguas pasaron a considerarse como paganas.
Quien no se uniera al Papa debía ser exterminado y expropiadas sus posesiones.
De esta manera la
Compañía de Jesús consiguió muchas riquezas y muchas propiedades para ellos y
para el Papa. Además dejaron un montón de huérfanos que como no tenían modo de
subsistencia no tuvieron más remedio que entrar en Órdenes religiosas. O séase
que así aumentaron el ejército Papal. Muchísimos huyeron hacia Europa o América
y algunos se volvieron a encontrar tiempo después con el mismo problema.
Por otra parte, tenían
que retorcer y manipular la Historia antigua hasta hacerla irreconocible. Para
eso se inventaron los mitos e insertaron una buena sarta de mentiras y lo que
es más importante se inventaron la Cronología histórica antigua para que no
supiéramos qué y cuándo había pasado lo que ellos escribieron.
El Vaticano había requisado
la biblioteca de Alejandría, que en realidad era el conjunto de bibliotecas
creada en Tierra Santa. Con el control de los Textos Sagrados (la historia del
Imperio) se proponía el ambicioso proyecto de reescribir la historia y crear
una nueva cosmovisión del pasado, de manera que tuviera un impacto global.
Se inició, en el siglo
XVIII, el trabajo de la reconstrucción de la historia a gran escala.
Tras la fundación de
la Compañía se encuentra un Papa Farnese especial, el Papa Paulo III; de nombre
Alessandro Farnese (Papa entre los años 1719 y 1734), es el hermano de la
famosa amante del Papa Rodrigo Borja, Giulia Farnese. Y son los mismos Farnese
que otorgan los poderes al duque d’Anjou para que poseyera Iberia.
Para la creación del
Nuevo Mundo el Papa hizo exterminar a los Templarios y las antiguas Órdenes de
Caballería que fueron pasadas todas por el fuego de la Inquisición. Y creó la
Compañía de Jesús como una orden militar a su servicio. El jefe de esta
organización mafiosa tiene el cargo de “General”. Son tan sádicos y
destructores como cualquier ejército.
Hay un escritor
español que ha escrito mucho sobre la turbamulta inquisitorial que circulaba en
el siglo XIX. Este es Benito Pérez Galdós que nació en el año 1843. Dejó
escrito en las Memorias de un Desmemoriado: …“¡Ah! Diga usted que mi abuelo
materno era secretario del Tribunal de la Santa Inquisición existente entonces (1776).
Eso es muy interesante: ¡llevo sangre de inquisidores!”
La represión sobre los
hebreos fue tan eficaz que para mediados del siglo XIX se había desterrado toda
práctica que no estuviera de acuerdo con el cristianismo romano, y desapareció
hasta la memoria de haber pertenecido a ese colectivo. En las familias se
mantuvo un silencio sepulcral sobre el hecho de ser converso en la transmisión
de la memoria familiar a los hijos.
Nos cortaron el linaje
familiar de cuajo y nos robaron nuestra soberanía personal. Simple y
llanamente, pasamos a ser esclavos del Papa en cuerpo y alma.
Creada la matriz en
Iberia (España y Portugal), la Inquisición se repartió por todo el mundo. En
Inglaterra los reyes alemanes tomaron el modelo ibérico para crear su Inquisición
anglicana que hizo desaparecer la población autóctona; una gran mayoría se
fueron a Norteamérica.
En España la
Inquisición se abolió en 1834.
Sin embargo, nunca
despareció la Inquisición del todo. La Congregación Romana sigue activa hoy en
día con el nombre de la Congregación para la doctrina de la Fe.
La antigua Inquisición
no desapareció para dejar paso a la libertad de consciencia; desapareció porque
la reorganización de las relaciones entre la esfera eclesiástica y civil
destruía el medio que necesitaba para seguir sobreviviendo. La sociedad civil
pedía a gritos que el Papa eliminara la Compañía.
Reinventarse o morir.
¡Se reinventaron!
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