jueves, 4 de mayo de 2023

Concentración Parcelaria del Mundo. Los Estados

 

Es impresionante hasta qué punto nos han engañado con la manipulación eclesiástica, de la realeza y la masónica. Con los mitos, leyendas y el imaginario inventado nos han implantado memorias en nuestra mente colectiva que son auténticas patrañas y que nunca sucedieron.

Dicen que el Estado español se creó con los Reyes Católicos y eso es una verdad a medias, porque lo que es absolutamente cierto es que no fue con Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. El primer monarca católico que tuvo Iberia fue un francés, Felipe V duque de Anjou, y con él vino la invasión francesa de la península Ibérica y la catolización a la fuerza por extorsión y matanza de los habitantes peninsulares.

El siglo XIX fue la época fundacional de los Estados-Nación. En la mayor parte de Europa se consolidaron tras las revoluciones de 1848, denominada esa etapa la Primavera de los Pueblos. Otra mentira podrida porque en realidad lo tendrían que haber llamado “El Exterminio de los Pueblos”. Según la Wikipedia, fueron oleadas de revolución que finalizaron el predominio del absolutismo que existía en el continente europeo, después del congreso de Viena de 1815. Este fue un congreso celebrado después de la derrota de Napoleón Bonaparte, convocado para establecer las fronteras de Europa y reorganizar las ideas políticas y religiosas. El sistema de estados se fue perfilando durante el siglo XX.

El proceso de construcción en España del Estado propiamente dicho, el Estado-Nación, se inició en el siglo XIX bajo el impulso de la Revolución liberal de 1808. La materialización del Estado, que se extiende a lo largo de todo el siglo XIX, fue un proceso complicado, conflictivo y discontinuo.

¿Qué es un Estado-Nación? Por una parte, el concepto de Nación remite a una identidad compartida, a una comunidad imaginaria uniforme y homogeneizada. Por otra parte, el concepto de Estado remite a un entramado institucional desarrollado para el ejercicio del poder. Estado y Nación aparecieron así vinculados gracias a la legitimidad europea. Es decir que el pueblo pasaba de ser libre a pertenecer y ser esclavo del Estado. Hasta ese tiempo las casas gobernantes poseían la tierra, pero no las almas allí vivientes.

La Península Ibérica la desgajaron en tres partes: una parte la denominaron España y pasó a pertenecer a un linaje francés, los Anjou (que posteriormente cambiarían el nombre a Borbón), otra parte más pequeña la denominaron Portugal y pasó a pertenecer a una casta centroeuropea que se hizo muy poderosa, los Sajonia-Coburgo y Gotha, y la tercera parte la llamaron Gibraltar y también pasó a pertenecer a los Sajones.

Por el tratado de Utrecht, el rey de Inglaterra accedió a que Felipe de Anjou tomara posesión de Iberia pero a cambio tuvo que firmar convenios comerciales con Gran Bretaña dado que ésta quería acceder al negocio de las Indias. De ahí que Felipe de Anjou tuviera que regalar Gibraltar al rey inglés. Por eso también los sajones se hicieron los amos del Condado de Portugal.

El rey y la nobleza alemana, colonizadores de Gran Bretaña, tenían un interés enorme en apoderarse del mercado comercial de las Indias y por tanto anhelaban tener la mayor presencia posible en las costas del mar Atlántico. Este fue el motivo de que una casta alemana, de las más satánicas del mundo, los Sajonia-Coburgo y Gotha, se apoderara en el siglo XIX de Portugal y estableciera una frontera con España. De esta manera los sajones de Portugal se aliaron con los sajones de Inglaterra, acapararon el negocio de las Indias y acabaron esclavizando América.

Y Portugal pasó de ser un condado de la Península Ibérica a ser el Reino de Portugal.

En 1822 se fundó el Estado-Nación de Portugal y se creó su Carta Constitucional. Esta carta se inicia con la caracterización “Del Reino de Portugal, de su territorio, gobierno, dinastía y religión”.

Dice la historia oficial que Fernando, hijo del duque de Sajonia-Coburgo y Gotha, se casó en 1835 con María, joven viuda reina de Portugal y pasó a ser el rey Fernando II de Portugal.

¡Qué bien se lo han montado los sajones! Siempre han encontrado un agujero donde meterse para dominar el mundo.

 

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