jueves, 4 de mayo de 2023

Creación del Estado Español

 

Que vivimos en un mundo de mentiras y engaños, está claro. Ciertamente vivimos desubicados en el tiempo y en una sociedad capitalista cuyos fundamentos son los cuentos, las artimañas, las farsas y la corrupción.

Uno de los mitos que mejor nos han inculcado, y transmitido como verdad, es el de que España existe desde hace muchos siglos; cosa que no es cierta. El reino de España realmente es un constructo del siglo XIX.

Como ya he comentado anteriormente, en el siglo XVII una crisis de ambición y poder azotó Europa y las familias poderosas europeas se enzarzaron en una serie de luchas por la dominación del mundo entero.

A los españoles nos han vendido la moto de que en el año 1700 hubo un conflicto internacional, cuya causa fundamental fue la muerte sin descendencia de Carlos II de España, último representante de la familia Habsburgo; un suceso que se ha dado en llamar la Guerra de Sucesión Española.

Pues, ¡mentira podrida!, porque ni entonces existía el reino de España ni los Habsburgo reinaron en un estado denominado español, ni tan sólo fueron señores feudales de la Península Ibérica.

La realidad es que las ansias de posesión de las familias poderosas centroeuropeas desencadenaron una serie de luchas por la repartición de la tierra. Principalmente fue un pulso de fuerza y poder por el control, para liderar Europa, entre dos linajes de familias poderosas: Los Angelus, que posteriormente cambiaron el nombre a Anjou y los Láscaris-Comneno, que posteriormente pasaron a llamarse Habsburgo.

Estas guerras terminaron con la paz de Westfalia y el tratado de Utrecht. Estos tratados fueron el disparo inicial del cambio de orden político mundial. Fue el comienzo de la colonización del mundo entero…el pueblo llano obligado a servir a los poderosos villanos.

Por los tratados de paz de Westfalia, en 1648, se inició un nuevo orden en Europa basado en el concepto de soberanía nacional. Se estableció el principio de que la integridad territorial tenía que ser el fundamento de la existencia de los Estados, frente a la concepción feudal de que territorios y pueblos constituían un patrimonio hereditario que se podía dividir y repartir. Marcó el nacimiento del Estado nación.

Consecuencias de la Paz de Westfalia fueron la aceptación del principio de soberanía territorial, el principio de no injerencia en asuntos internos y el trato de igualdad entre los Estados independientemente de su tamaño o fuerza. En la práctica, las cosas fueron muy diferentes y se desencadenó un pulso de fuerzas entre poderes para absorber los estados pequeños, más débiles, y ganar cuanto más territorio mejor. Resultado de ello fue que los europeos siguieron luchando durante los siglos XVIII, XIX y XX, hasta que quedaron fijadas, más o menos, las fronteras entre Estados.

El posterior tratado de Utrecht, en 1714, afectó de lleno a la Península Ibérica. Este tratado le dio al duque d’Anjou el derecho a colonizar los territorios peninsulares. Con el concepto de gobierno de un Estado centralizado en mente pasó a construir su palacio en la Villa de Madrid, “El Palacio Real”. Siendo en aquellos tiempos un lugar donde sólo vivían cuatro gatos, en conventos y residencias de nobles. Felipe V fue realmente “El Rey Católico”, el primero.

También por el tratado de Utrecht, una familia alemana, los Hannover, ganaron la colonización de Gran Bretaña e Irlanda. Los Hannover mantuvieron negociaciones con el rey de Francia, de manera que Francia apoyaría la colonización de la línea protestante en Inglaterra, los Hannover, y éstos apoyarían la colonización peninsular por parte del católico duque de Anjou; dejando de esta manera fuera de juego al Archiduque Carlos de Habsburgo. Pero las negociaciones no fueron gratis para los habitantes peninsulares.

Los Hannover, que tenían grandes aspiraciones de colonización internacional, exigieron a Felipe V la cesión de Menorca y de la plaza de Gibraltar. Esta plaza tenía una importante posición estratégica para controlar el mercado marítimo; por eso nunca ha sido devuelta a España. Gracias a Felipe V Gibraltar pasó a ser una colonia británica por los siglos de los siglos.

Menorca fue inglesa durante 70 años, siendo devuelta a España por el tratado de Versalles en 1783.

Felipe V también donó las islas de Cerdeña y Sicilia, que durante varios siglos habían pertenecido a los Aragón.

Sin embargo, Portugal estuvo unido a España hasta el siglo XIX cuando otro linaje alemán, muy satánico, la casa Sajonia-Coburgo y Gotha, se apropió del territorio y estableció la frontera.

¿Qué pasó con los Aragón? Próximamente…

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